Escritores y periodistas piden amparo a Uribes frente a Google por derechos de autor
∑Quince asociaciones de creadores y entidades de Colombia, Argentina y México muestran al ministro su preocupación ante «la expropiación»
El ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, recibió ayer en su despacho una lluvia de peticiones en las que escritores y periodistas le piden amparo frente a los planes de Google de no pagar una compensación por el uso digital ilimitado de los textos y fotografías publicados en prensa. El manifiesto enviado por la Asociación Colegial de Escritores (ACE) recuerda al Ministerio que, según la Directiva Europea de Mercado Único Digital, deben protegerse esos usos que se efectúan sin permiso de sus autores. Como reconocían a ABC fuentes del Ministerio de Cultura, se está valorando la posibilidad de que la ley obligue a que sea cada medio y cada autor por separado quienes tengan que negociar con Google. Por ello, los autores temen una situación opaca, cuando la negociación de los derechos de autor debe ser «pública y transparente». Piden al ministro que debería representar sus intereses y los del sector, que la gestión de esos derechos sea, además, colectiva para que pueda negociarse anónimamente y sobre el conjunto, puesto que el tamaño del gigante informático y su determinación a no pagar por los contenidos que enlaza dejarán desamparados a los autores, no solo a los editores.
Sin autores no hay nada
Según comentaba Manuel Rico, presidente de ACE, «parece que el ministro ha declarado que se va a ver con todos». No le parece suficiente▶ «Le reprochamos que nos ha tratado como al último mono cuando están negociando con nuestros derechos. Los autores, periodistas, fotógrafos e ilustradores no han sido invitados a esa negociación para buscar soluciones y reflexionar». ACE trabaja con otras 14 asociaciones, las firmantes del manifiesto, pero Rico afirma que espera que pronto se movilicen también contra este atropello las asociaciones de la prensa asociadas a la FAPE y las entidades de los artistas gráficos como VEGAP. Y concluye▶ «Sin autores no hay cultura, ni prensa, ni nada, somos el eslabón mas débil y el ministro debería proteger nuestros derechos».
Sobre la posición de Google y su presión en contra de la protección del derecho de autor que trata de establecer la Directiva, en ACE recuerdan que «desde hace años trabajamos con el Consejo Europeo de Escritores en el asunto». ¿Por qué? «Porque los acuerdos que promueve Google son opacos y no participan los autores. A ningún periodista le es posible negociar la tramitación de cualquier pago con un monstruo como Google, para que le paguen los derechos que le corresponden». Entre las exigencias, destaca «una autorización para que perciban una parte de los ingresos de los editores. Y transparencia en las tarifas. Para que sea posible tiene que haber una gestión colectiva obligatoria». Manuel Rico recuerda que «los autores nos hemos beneficiado de un fondo Covid gracias a que la entidad que gestiona sus derechos de autor, Cedro, pudo poner a nuestra disposición, gracias a la gestión colectiva que efectúa. Si no, sería imposible», añade.
También señala que «hay medios que están financiados por Google y defienden sus intereses. Financian esas publicaciones y al mismo tiempo pre
En América «Preocupa la
indudable influencia de las normas españolas
en los países latinoamericanos»
sionan con mucha fuerza, amenazando con retirar servicios, como en Australia, que en el fondo es de donde sacan su facturación». Pero, subraya, «en Australia ha puesto pie en pared el Gobierno. Esperamos que en Europa se fije también esa posición».
Mensajes de América
Pero Uribes recibió ayer también varios mensajes de entidades iberoamericanas, de Colombia y Argentina, países que siguen atentamente la transposición de la Directiva. México también enviará su propia misiva, según ha confirmado ABC. Desde Colombia, el Centro Colombiano de Derechos Reprográficos afirma que «contempla con enorme atención e interés el proceso de transposición de la Directiva 2019/790 al ordenamiento español por la indudable influencia que las normas españolas sobre esta materia tienen en los países latinoamericanos».
Sobre todo, porque la norma «reconoce a los autores de las obras incorporadas a esas publicaciones de prensa una parte adecuada de los ingresos que los editores perciban por este concepto». Google ha creado una empresa para llegar a acuerdos con editores y remunerar a las empresas por conceptos distintos del derecho de autor, por lo cual los creadores y periodistas nunca recibirán una parte que merecen y la ley debe proteger, según se afirma en la Directiva.
Para los colombianos, como sus colegas españoles, «la gestión colectiva obligatoria» y la «irrenunciabilidad» de ese derecho «son los instrumentos legales que permiten alcanzar dicha transparencia» en las recaudaciones y repartos. Advierten al ministro que, si no se tienen en cuenta estos conceptos, «se estará expropiando al más débil, al autor».
Desde Argentina, igualmente, el presidente de la entidad Cadra alerta al ministro Uribes▶ «Que ese nuevo derecho sea una realidad para autores y editores exige la transparencia en su gestión, esto es, que las tarifas, las recaudaciones y los repartos sean públicos y transparentes y queden fuera del alcance de las presiones de las grandes empresas tecnológicas que usan los contenidos para sus negocios en la red».
Desde los sindicatos también se han movilizado y se toman muy en serio que la transposición de la citada Directiva sea una oportunidad para que «la legislación española garantice los derechos morales de los periodistas como autores individuales», afirma desde CC.OO. la secretaria de Institucional y vicepresidenta de la Federación Europea de Periodistas, Marta Barcenilla,
«Reprochamos al ministro que nos ha tratado como al último mono,
cuando están negociando con nuestros derechos»
A134 días de que empiece la Eurocopa 2020, que llegará con un año de retraso por razones obvias, la UEFA tiene una certeza que ni se cuestiona▶ el torneo se jugará, eso no lo pone nadie en duda, y la idea, ahora mismo, es que se mantenga su formato con 12 sedes, si bien siempre se añade la ya clásica coletilla «dependerá de la evolución de la pandemia», que vale para casi todo. Desde los despachos de Nyon, además, se remarca que son los primeros interesados en respetar el plan establecido y en contar con la presencia de público en los 12 estadios elegidos, pero la singularidad de esta edición itinerante, una Eurocopa de ciudades, hace que sea muy difícil aventurarse y asegurar cómo se desarrollará el evento en junio y julio. De ahí que a principios de abril, según se acordó ayer en una reunión con los anfitriones, se tome una decisión concluyente sobre la hoja de ruta. La pandemia ha trastocado todo y hay que tener cierto margen para trabajar en un plan B si es necesario, pues la Eurocopa exige una organización perfecta a gran escala que implica tiempo.
Dibujado ya el escenario actual, hay que analizar la situación a partir de estas dudas lógicas. La UEFA, cuya capacidad para reaccionar quedó más que contrastada con la organización de las fases finales de la Champions League (en Lisboa) y de la Europa League (en diferentes ciudades de Alemania), ha sondeado a las 12 sedes y les ha pedido una aproximación del escenario de cada ciudad y una proyección de público teniendo en cuenta las peticiones. Hay quienes ofrecen una postura optimista, pero en ese grupo no está precisamente Bilbao, que dio una previsión de asistencia del 30%.
Ángel María Villar, cuando era presidente de la Real Federación Española de Fútbol, se empeñó en que Bilbao fuera una de las sedes de la Eurocopa y activó la candidatura con entusiasmo. Se manejó la posibilidad de Madrid, pero se apostó por la capital vizcaína y más con el nuevo San Mamés, un estadio a la altura de las circunstancias. Sin embargo, a Bilbao, lo que es la ciudad y las instituciones implicadas, nunca les hizo demasiada gracia el asunto y mucho menos, y es ahí donde entra la política, tener que albergar los partidos de España, cuyos encuentros de la fase de grupos se jugaban sí o sí en La Catedral. Al Gobierno Vasco no le gustaba el tema, la Diputación se ponía de perfil y el Ayuntamiento, quien ha asumido la voz cantante, anteponía el aspecto económico ya que la celebración de cuatro partidos en la ciudad iba a suponer, según unos estudios del propio Ayuntamiento en 2019, un beneficio de más de 30 millones de euros. Además, el sorteo quiso que la selección quedara encuadrada con Suecia, Polonia y Eslovaquia, siendo los suecos y los polacos unos aficionados que se mueven de manera masiva.
Hace casi un año que no hay espectadores en los estadios españoles, desde que estalló en marzo la pandemia, y no hay visos ahora mismo de que la situación vaya a mejorar a corto plazo. De ahí los recelos de Bilbao, que siempre ha estado marcada por la oposición política y que se acentúa ahora al no estar nada claro que vaya a acudir afición a los campos. En definitiva, el costo político para la instituciones es, sin público y sin dinero, demasiado importante.
BENEFICIO
JUGOSO
Habla la UEFA
Se escribe todo en condicional porque no hay nada firme con el coronavirus danzando y disparando la tasa de contagios. Son 12 ciudades con 12 protocolos, lo cual dificulta muchísimo las maniobras, aunque la UEFA quiere mantenerse firme en su plan. «Soy optimista y creo que es muy probable que las cosas sean muy diferentes con respecto al virus a medida que nos acercamos al torneo», apuntó ayer Aleksander Ceferin después de la cita rutinaria con las federaciones implicadas en la Eu
Trasfondo político
Las instituciones vascas se mostraron reacias desde el principio a que la selección de Luis Enrique jugara ahí, pero pesaban más los beneficios económicos
rocopa. «Es importante que les demos a las ciudades anfitrionas y a los gobiernos el mayor tiempo posible para formular una imagen precisa de lo que será posible en junio y julio», añade. El presidente de la UEFA indica, en ese sentido, que se apurará al máximo para que se juegue con aficionados, aunque no pueda garantizarlo ahora mismo. «Son una parte fundamental de lo que hace que el fútbol sea especial y eso es tan cierto en la Euro como en cualquier otro torneo. Debemos darnos el máximo espacio para permitir su regreso a los estadios».
Con todo, la Federación Española de Fútbol, cumpliendo con lo establecido, abrirá en los próximos días la oficina de rigor en Bilbao para trabajar ahí presencialmente en lo referente a la candidatura. No hay, en ese sentido, nada que altere el guión y menos después del mensaje que transmitió ayer Ceferin, pero fuentes políticas han asegurado a este medio que se acentúa el descontento en amplios sectores del nacionalismo y del independentismo vasco. Cabe pensar, de todos modos, que Bilbao y el resto de ciudades organizadoras del torneo (Londres, Roma, Dublín, Bakú, Copenhague, Múnich, Ámsterdam, Budapest, Bucarest, Glasgow y San Petesburgo) van a apurar hasta el final con la esperanza de que la evolución de la pandemia sea positiva o al menos permita que entre gente a los estadios, más ahora que no abunda el dinero.
Hay que retroceder muchísimo en el tiempo para rescatar la última visita de España a Bilbao. Ahí ha jugado seis veces, pero no pisa la capital vizcaína desde el 31 de mayo de 1967, cuando venció a Turquía (2-0) con goles de Grosso y Gento en un partido de clasificación para la Eurocopa de 1968. Según el calendario de la UEFA, que eso no se toca, como tampoco los grupos establecidos según el sorteo, la selección jugaría contra Suecia el 14 de junio, contra Polonia el 19 y contra Eslovaquia el 23.
El estadio de San Mamés, donde jugaría España la fase de grupos