Lo que el ministro Rodríguez Uribes busca en Google
su protección a los creadores a los que representa frente a un poder casi omnímodo. Vistas las amenazas que Google ha lanzado en Australia (bien respondidas por su Gobierno), vista la presión inaudita que sufrieron los parlamentarios europeos cuando se aprobaba la Directiva, sería ingenuo pensar que el trabajo de lobby del gigante tecnológico se limitará al ministro de Cultura español. Si Uribes tiene más interlocución con los emisarios de Google que con los editores que representan a la práctica totalidad de los grandes medios de España, si trata con los «nuevos medios» más cordialmente que con los «viejos medios» (como si no estuvieran todos en la misma intemperie) y encima no había pensado todavía en el duro impacto que puede tener su decisión sobre los autores, el eslabón más débil de la cadena de creación de noticias –y a cuyas asociaciones aún no ha recibido siquiera–, pintan mal las cosas. Cabe pensar que la de Uribes no será una decisión personal, contraria a sus técnicos por contumacia, sino una consigna del Gobierno de coalición. Pronto sabremos si los periodistas, ilustradores y fotógrafos de la prensa tendremos que buscar un derecho perdido en un buscador que nos desampara. O si el Gobierno encuentra su abandono del mundo de la cultura buscando en Google.
Tiene la oportunidad de demostrar su protección a los creadores que representa frente a un poder casi omnímodo