El Govern no manda los informes del tercer grado y retrasa al fiscal
LUIS SUÁREZ, UN GOLEADOR PENDIENTE DE LA BÁSCULA Y DE LA RODILLA
El Ministerio Público recurrirá
cuando se le envíe toda la documentación, aunque será
difícil parar la campaña
Los fiscales pedirán al juez que devuelva a los presos a la cárcel mientras resuelve sobre
la semilibertad
es el Consejo General del Poder Judicial, que nombra a su vez a los jueces. Aunque ha sobrepasado su mandato, sigue nombrándolos al no haber mayorías suficientes en el Congreso para renovarlo. Le han tendido la trampa de nombrarle por simple mayoría, pero el CGPJ ha pedido ayuda a Bruselas y todo apunta a que se la dará, al ser sagrada allí la separación de poderes.
Para resumir▶ al Gobierno Sánchez-Iglesias le ocurre lo que a esos equipos con tantos puntos acumulados que pueden ganar la Liga, sin importarles lo demás, siempre que no hagan tonterías y empiecen a perder en su campo. En este caso, las tonterías serían pelearse entre ellos.
Aparte de que la historia muestra que tales peleas ocurren más en la izquierda que en la derecha siendo más brutales, más sangrientas. Es posible que se deba al ingrediente religioso que tiene la izquierda (una religión sin Dios), lo que le confiere un carácter más dogmático que la derecha, aunque en el pasado ésta estuviese más cerca de la religión dominante en el país. Pero a día de hoy, y en los países que han tenido su revolución burguesa, la derecha se ha orientado más a salvar los cuerpos que las almas, dejando éstas al cuidado de los credos que los ciudadanos elijan. Mientras la izquierda acentúa su búsqueda de la utopía, del «nuevo hombre» y del «estado perfecto», que no halla naturalmente al no existir, la derecha se contenta con el «Estado del Bienestar», que auxilia a quienes se quedan rezagados. Es más, tras el fracaso del paraíso soviético, que costó millones de muertos por hambrunas, purgas y gulags, la propia izquierda ha evolucionado en algunos países, China principalmente, que ha implantado un capitalismo de Estado y se rige por la consigna «gato rojo o gato blanco, lo importante es que cace ratones», logrando un desarrollo económico espectacular, como muestran las fotos de sus grandes ciudades comparadas con las de hace veinte años. Eso sí, a costa de cercenar las libertades.
La izquierda en nuestro país, sin embargo, se ha atenido al modelo antiguo, con un PSOE próximo a Marx, que dedicó parte de su obra a la revolución en España y mantuvo correspondencia y relación con sus líderes, especialmente Anselmo Lorenzo. Fue lo que hizo que el partido comunista tardase en implantarse en nuestro país y que mientras los socialistas europeos se convertían en socialdemócratas en la primera mitad del siglo XX, el PSOE no se desmarxificó hasta su XXVIII Congreso, mayo de 1979, en el que Felipe González necesitó todas sus dotes dialécticas para enviar a Marx de los altares a las bibliotecas. Aunque ya por aquel entonces el marxismo-leninismo había reaparecido de otra forma en Hispanoamérica, en Cuba, con Castro, empalmando con el caudillismo tan nuestro, y propagándose por aquel continente en variedades nicaragüenses, venezolanas, colombianas y otras, algunas de las cuales aún subsisten.
También en España, aunque no es el PSOE quien lo asume. Es un nuevo partido, Podemos, de raíz universitaria y fuerte conexión con el chavismo venezolano y el Irán de los ayatolás. También mantuvo lazos con las protestas y ocupaciones juveniles de 2014, aunque pronto se notó la mano dura de un líder, Pablo Iglesias, de puro estilo leninista que va deshaciéndose de todos los fundadores y colaboradores hasta quedar como mando único. Su último objetivo, sin embargo no era ése, sino sustituir al PSOE como gran partido de la izquierda. El ascenso fue rápido y continuo, debido al desplome del partido comunista tras caerse el muro berlinés, a los problemas del PSOE para encontrar sucesor a un hombre tan carismático como Felipe González y a que al frente del PP había un gallego que se las sabía todas. Iglesias, sin embargo, fue recortando distancias hasta llegar el momento de creer que podía liderar la oposición. Pero el PSOE es mucho PSOE y ha encontrado un hombre sin escrúpulos, Pedro Sánchez, que entró en La Moncloa por la puerta trasera reuniendo a todos los descontentos con el Régimen del 78 y con la España tradicional. Iglesias hizo suyo el refrán americano de «si no puedes vencerle, abrázale» y ha aceptado estar en su Gobierno. El presidente se justificó ante su partido diciendo que «lo sanchificaría». Visto lo visto y siendo tanto o más rivales que socios, debe de andarse con cuidado, no vaya a ser él «iglesificado», sin nada que ver con la católica romana.