Los contagios caen, pero relajar las medidas adelantará una nueva ola
Simón pide perdón a los hosteleros pero asegura que cerrar es lo «más efectivo»
España consiguió ayer mantener por un día más todos los indicadores de la tercera ola del virus a la baja. En las últimas 24 horas cayeron los nuevos contagios (17.853) y el número de fallecidos (513). La presión en las UCI bajó casi un punto, del 41,57 al 40,51 por ciento, mientras que la incidencia del virus pasó en apenas un día de los 584 a los 540 casos por cada cien mil habitantes.
Diez comunidades consiguieron además estar por debajo de esa media nacional pero todo el territorio sigue muy lejos de alcanzar un nivel bajo de riesgo, es decir, un número de positivos entre los 25 y los 50 casos por cada cien mil habitantes. «Todavía no estamos en un lugar seguro y tenemos que tener mucho cuidado con lo que hacemos. La situación no es amarilla ni naranja, seguimos en rojo», aseguró ayer el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, con la vista puesta sobre todo en las medidas de desescalada anunciadas o previstas por algunas comunidades autónomas.
«Con cuidado»
Castilla-La Mancha anunció ayer la reapertura de bares y restaurantes y un día antes lo hizo Extremadura. En el País Vasco ha sido el Tribunal Superior de Justicia (TSJPV) el que ha levantado como medida cautelar el cierre de la hostelería, mientras que Madrid se propone llevar el toque de queda a las 23.00 horas para permitir a los hosteleros que puedan ofrecer cenas en sus establecimientos.
«No estamos en condiciones de relajarnos y si relajamos alguna medida no significa que tengamos que dejar de mantener las medidas de protección personal ni que tengamos que seguir evitando las reuniones con los no convivientes», aseguró el epidemiólogo, quien advirtió que una desescalada precipitada puede «adelantar nuevas olas». «Si vamos a relajar las medidas hay que hacerlo con cuidado y muy progresivamente», insistió.
El epidemiólogo explicó que la restauración es «una actividad de riesgo no porque los restauradores lo hagan mal o que los camareros transmitan o no el virus a los clientes, sino por la forma de comportarse de las personas en los bares». «Es uno de los ámbitos, no el único, que más impacto tiene en la transmisión de la enfermedad», apuntó Simón. Según explicó, controlar su actividad es la forma «más efectiva» para frenar la transmisión de la enfermedad del Covid-19.
Durante la rueda de prensa junto a la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, el doctor Simón precisó que las comunidades autónomas donde han implantado las medidas «más duras» contra la hostelería, el ritmo de descenso en los contagios ha sido el doble que a nivel nacional. Es el caso por ejemplo de la Comunidad Valenciana, que cuenta con una velocidad de descenso de los contagios del 10 por ciento diario, el doble que la media nacional que está en el 5,5 por ciento.
«La más eficaz»
«Lo siento mucho, pero son las medidas que hasta el momento han tenido un mayor impacto en el control de la pandemia. Es cierto que no es la única medida eficaz, pero también es cierto que la transmisión intradomiciliaria es prácticamente imposible de controlar, por lo que hay que adoptar otras iniciativas que eviten que el virus llegue a las familias, siendo el cierre de la hostelería una de las que ha demostrado que lo consigue», enfatizó el epidemiólogo.
Simón volvió a alertar sobre el riesgo que podría suponer el inicio de una nueva ola con la circulación de la variante británica del virus. «Las medidas de control están teniendo un efecto similar para todas las variantes que están circulando, pero si las medidas se relajan antes de tiempo se podrían ver incrementos de los contagios más rápidos de los que hemos observado en otras olas, o similares a los de la tercera ola», zanjó.
«El virus aprovechará cualquier oportunidad»