ABC (Andalucía)

LAS PATAS DE LA MENTIRA

Cada vez que Sánchez calla en una charlotada de sus socios podemitas, iguala la mentira con la verdad

- ANTONIO BURGOS

DICEN que la mentira tiene las patas muy cortas. Debe de ser en otras naciones, porque en España, desde que Sánchez fue investido presidente de aquella manera que dijimos, la mentira ha dado un estirón importante, y cada día la vemos correr los 100 metros y, además, ganar la carrera a la verdad. O al menos, empatar con ella, que hace falta la ‘foto finish’ que nos ofrecen abundantem­ente los altavoces del frente socialcomu­nista para que ambas, la verdad y la mentira, tengan el mismo valor. Esto, hasta ahora, solamente ocurría en las redes sociales, donde algunos tenían que molestarse en sobreponer a la frase o a la imagen en cuestión la palabra ‘fake’, falso, para que no cayeran en la trampa los incautos.

Sánchez, con sus socios podemitas de gobierno, le ha cogido la horma al zapato de esta pérdida de valores que experiment­amos en España. ¿Es lo que los españoles nos merecemos? Pensándolo fríamente, quizá. Aquí se empezó engañando al votante de buena fe del PSOE, que se creyó que Sánchez representa­ba lo que el partido fue siempre, una organizaci­ón que en los momentos graves sabía sobreponer los intereses de España a los propios. Pero ese votante quizá ahora defraudado y harto de coles, se encuentra con que está gobernando un partido distinto al que votó, radicaliza­do a la izquierda, como echándole un pulso diario a sus socios podemitas, para ver quién hace o dice una barbaridad mayor en materia de destruir la concordia de la Constituci­ón de 1978, con la separación de poderes, con la Monarquía parlamenta­ria, con la lealtad de las Comunidade­s al proyecto común de nación administra­tivamente centraliza­da.

Vean, por ejemplo, lo último de la charlotada verbal continua en que Iglesias ha convertido a su España▶ dice que aquí no hay una democracia perfecta, aunque él sea su vicepresid­ente. Y cita a Su Majestad, y cita al CGPJ, y cita todo lo citable, menos al abandono del ejercicio del mando en la más grave crisis sanitaria, económica, laboral, social, política que ha padecido España. Y el presidente Sánchez, callando y cogiendo el Falcon para ir a la campaña de las catalanas, da por buenas las palabras de Iglesias. Echa por delante a Carmen Calvo (que convence menos que el Tío de la Rebequita que informa de la pandemia), y a Margarita Robles, que algún día sabremos la de sapos que ha de tragar en Defensa para que estos igualadore­s de la mentira y la verdad no acaben con el espíritu y los valores de nuestras constituci­onales Fuerza Armadas. Cada vez que Sánchez calla en una charlotada de sus socios podemitas, iguala la mentira con la verdad. Y lo peor es que la gente lo cree. Y Sánchez calla cada día y se dedica al endiosamie­nto del poder en La Moncloa. Hoy son las elecciones catalanas, cuando hoy es la verdad o la mentira de la fórmula que tiene apañada Sánchez para perpetuars­e en el poder sin tener que ejercerlo, haya ‘efecto Illa’ o no lo haya.

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