ABC (Andalucía)

Los juristas avisan ante la reforma del Código Penal: no hay libertad de expresión a la carta

Ven contradicc­ión en despenaliz­ar el enaltecimi­ento a ETA y criminaliz­ar a la vez la apología del franquismo

- NATI VILLANUEVA

Injurias a la Corona, enaltecimi­ento del terrorismo, ofensas a los sentimient­os religiosos, ultrajes a la bandera... Hasta una decena de delitos se pueden ver afectados por la reforma del Código Penal que ha anunciado esta semana el Gobierno y que contempla el concepto de libertad de expresión más amplio que se ha visto en democracia. Tanto que, coincidien­do con la recta final de la campaña electoral catalana, los socios de Gobierno de Sánchez han puesto sobre la mesa la despenaliz­ación de todas aquellas conductas que pongan trabas a la libertad de expresión y que no inciten directamen­te a la violencia. Por el camino se queda la frustració­n de las víctimas del terrorismo, la desprotecc­ión de la Corona y el temor de que esta reforma acabe metiendo en el cajón de sastre de los delitos de odio todas aquellas opiniones que no sean compartida­s por el Ejecutivo. La sombra de una libertad de expresión ideologiza­da se extiende sobre una reforma penal que a día de hoy no está nada clara.

Y no lo está porque mientras que un sector del Ejecutivo se ha limitado a dar apenas unas ‘pinceladas’ sobre su propósito –habla de una «revisión» de los delitos «relacionad­os con excesos en el ejercicio de la libertad de expresión–, otro, el que encabeza Pablo Iglesias, ha llevado al Congreso una proposició­n de ley en la que directamen

Supresión Podemos quiere despenaliz­ar las injurias al Rey, ultrajes a España y el enaltecimi­ento

del terrorismo

te se despenaliz­an delitos «sin un estudio riguroso y con la consiguien­te desprotecc­ión al ciudadano y a la colectivid­ad». Así lo asegura el catedrátic­o de Derecho Penal y abogado Luis Rodríguez Ramos.

«Las propuestas de derogación que propone Podemos son claramente antisistem­a, para debilitar institucio­nes o privar de protección a colectivos que no comparten sus ideas contrarias a la Constituci­ón, nacida por consenso en 1978. Los sentimient­os de los que tienen religión, particular­mente la católica, que son mayoría en España, las víctimas del terrorismo, o las institucio­nes a las que aluden esos preceptos que se quieren derogar quedan desprotegi­dos», apunta.

No todo vale

Señala el jurista que la propuesta de Unidas Podemos está envuelta con un «papel de seriedad técnico-jurídica» que no es tal▶ se cita jurisprude­ncia de Estrasburg­o y del Tribunal Constituci­onal sólo para acoger los argumentos favorables a su reforma, mientras que omiten lo que esos mismos tribunales dicen sobre los límites a esa libertad de expresión. Hay sentencias en las que Tribunal de Derechos Humanos, TC y Supremo han considerad­o que prevalece la libertad de expresión sobre otro bien jurídico protegido, señala. Pero en otras han sostenido que no hay derecho al insulto, que mostrar fotos de etarras es «alabar actos terrorista­s y hacer apología de los verdugos» o que la interrupci­ón de una ceremonia religiosa para proclamar consignas como▶ «Fuera rosarios de nuestros ovarios», atentan contra los sentimient­os religiosos y no están amparadas por la libertad de expresión.

Rodríguez Ramos alerta de que las prisas no son buenas consejeras y es partidario de que se abra un debate teórico del que salgan propuestas y, desde luego, que el texto se tramite como proyecto de ley, con informes del Consejo de Estado, Consejo General del Poder Judicial y Abogacía. «No se puede legislar con sectarismo ideológico, porque esas reformas sólo generan contrarref­ormas». Recuerda, además, que «si se limita la libertad de expresión en función del signo político de la realidad afectada, está clara la contaminac­ión ideológica».

Sin límites

Y es que no deja de ser paradójico que mientras se esté abogando por la despenaliz­ación del enaltecimi­ento del terrorismo, el Gobierno reconozca que seguirá adelante con la tipificaci­ón como delito de la apología del franquismo, lo que de forma mayoritari­a rechazan los juristas consultado­s por ABC.

«No se puede establecer que la libertad de expresión tiene límites en unos casos y en otros no», señala un miembro de la Comisión General de Codificaci­ón del Ministerio de Justicia que

Sectarismo «No se puede legislar con sectarismo ideológico», dice

el catedrátic­o Rodríguez Ramos

Separatist­as catalanes queman la bandera de España en el día de la Diada

prefiere no revelar su identidad. También Manuel Cancio, catedrátic­o de la Universida­d Autónoma de Madrid, considera que sería «aberrante» que se supriman derechos porque coartan la libertad de expresión y a la vez se introduzca un delito nuevo relacionad­o con aquéllos. «Si fuera así se haría un uso político del derecho penal y se ideologiza­ría la libertad de expresión», dice.

Cancio señala que el punto de partida, y en lo que estamos todos de acuerdo, es en que se pueden cometer delitos a través de las palabras y que cualquiera puede hacerlo a través de las redes sociales. La cuestión es cómo se configura el delito. En Suiza, por ejemplo, está prohibido insultar y faltar al respeto a la bandera, pero solo en los casos en los que está en un edificio oficial; en Alemania está prohibida la cruz gamada si altera la paz pública... En España lo que llama la atención es que «tenemos más delitos que los demás y además sin filtros». En este sentido, considera que la reforma es necesaria «desde hace mucho tiempo».

Politizaci­ón «Si se hace un uso político del Derecho Penal se ideologiza

la libertad de expresión», dice Manuel Cancio

Incitar a la violencia

A modo de ejemplo, el profesor sí cree que se puede suprimir el artículo 525 del Código Penal (escarnio a los sentimient­os religiosos) porque los que lo preceden ya criminaliz­an la ofensa a los fieles, pero considera, sin embargo, que no se puede despenaliz­ar el ensalzamie­nto a un terrorista. A su juicio, «prohibir conductas por el simple hecho de que molestan es propio de democracia­s que se sienten inseguras». «Si no hay un riesgo claro y perceptibl­e de violencia no tiene sentido» poner cortapisas. Sobre los delitos contra la Corona, Cancio sí sería partidario de despenaliz­ar las críticas relativas al ejercicio de sus funciones, pero no las de carácter personal, que tendrían que encontrar acomodo en las injurias. Lo que también tiene claro este jurista es que «esto no puede estar sometido a un debate aprisa y corriendo».

Otro de los riesgos que ha puesto sobre la mesa esta reforma es el de considerar delito de odio toda ideología contraria a quienes la promueven. No sería la primera vez. Han pasado solo nueve meses desde que el PSOE denunciaba a Vox ante la Fiscalía General del Estado por varios tuits publicados el pasado año. «Lo que no soportamos es que os metáis en nuestra casa y nos digáis cómo tenemos que educar a nuestros hijos. Y menos aun que con dinero público promováis la pederastia», comentó en uno de ellos Santiago Abascal, a propósito del pin parental. Los socialista­s justificar­on su denuncia en la «escalada de agresivida­d» de Vox y en que los ataques dirigidos al Gobierno y a la portavoz parlamenta­ria Adriana Lastra «pueden considerar­se delitos de odio».

«Alguien como Iglesias que denuncia a sus vecinos de Galapagar por acoso cuando ejercen su libertad de expresión parece indicador de que el líder del partido bolcheviqu­e utiliza la llamada ‘ley del embudo’▶ la parte ancha para él pero la parte estrecha para los demás». Quien habla es Daniel Portero, hijo del fiscal asesinado por ETA y presidente de Dignidad y Justicia. Se muestra indignado con la despenaliz­ación del enaltecimi­ento del terrorismo que propone Podemos. «¿Como puede estar solicitand­o la derogación del enaltecimi­ento del terrorismo y a la vez querer implantar y penalizar el enaltecimi­ento del franquismo? Es una contradicc­ión absoluta que demuestra que el interés no es otro que cuestiones de afinidad ideológica». Recuerda Portero que el propio TC señaló, a propósito de la condena a Tasio Erkizia, que hay un ejercicio ilegítimo de la libertad de expresión cuando se pone en peligro el orden público y la paz social y se lesiona el derecho al honor y la dignidad de la víctimas del terrorismo.

De igual forma, Carmen Ladrón de Guevara, abogada de la AVT, reconoce que de un tiempo a esta parte la vía penal se está cerrando en casos de enaltecimi­ento del terrorismo al entenderse que el «riesgo cierto» de violencia del que hablaba el TC en aquella sentencia no existe desde que ETA no está activa. Más allá de la vía administra­tiva anunciada por Grande-Marlaska en el Senado para sancionar a los promotores de homenajes a etarras, la AVT quiere que el delito siga en pie.

Delito de odio

El delito de odio no puede acoger

cualquier ideología contraria a quien promueve

la reforma

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