ABC (Andalucía)

Agotadoras de 12 horas

- JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONS­AL EN PARÍS

Las fuerzas de seguridad del Estado, policías, gendarmes y soldados, son víctimas de ataques de ansiedad y callada angustia, estrés crónico, trastornos psicológic­os, tentacione­s suicidas y heridas psíquicas crecientes. Consecuenc­ias no solo de la pandemia

Según las estadístic­as oficiales, unos 3.000 soldados han recibido ‘heridas psíquicas’, debido a una movilizaci­ón excepciona­l, en la escena nacional e internacio­nal, durante los últimos años. A esas lesiones morales es necesario añadir otros 600 heridos con armas de fuego «de origen mal conocido», que es una manera elíptica de callar tensiones y tentacione­s suicidas. La amenaza yihadista, las manifestac­iones de los chalecos amarillos, las protestas contra la ley de seguridad global tambiñen han jugado su papel.

Esa tendencia se ha agravado durante los últimos doce meses. Y Florence Parly, ministra de Defensa, ha decidido relanzar la apertura de centros de acompañami­ento de soldados víctimas de heridas psicológic­as.

Dos nuevos centros fueron abiertos el mes de enero pasado, con el objetivo oficial de▶ «Contribuir y favorecer la mejor rehabilita­ción psicológic­a de los militares con problemas».

La crisis «va por dentro»

Gilles (33 años), joven oficial que lleva varios meses dirigiendo operacione­s de muy diversa índole, en París y la región parisina, comenta el ‘malestar’ de la tropa de este modo▶ «El Gobierno comenzó movilizánd­olos para prestar ayuda a los hospitales. Nos pareció un honor. Pero pronto nos sentimos incómodos, sin saber concretame­nte cuál era nuestro puesto. Cuando se trabajan doce horas al días, ronda tras ronda, por las calles de París, muchos soldados terminan cansados. La jerarquía pasa revista y decimos que todo va bien. Pero sabemos que la crisis va por dentro. Y la disciplina se relaja, consecuenc­ia de un cansancio que termina siendo angustioso».

La Policía ya era el segundo sector social más afectado por los suicidios, después de los agricultor­es. Doce meses de crisis sanitaria, con muchos flecos de seguridad e insegurida­d, han

Suicidios Los informes indican un aumento de los suicidios▶ hasta uno por semana entre la Polícia

creado nuevas tensiones íntimas y corporativ­as, que Daniel, policía de base, armado, me comenta a la salida de la estación de metro de Barbès-Rochechoua­rt, al norte de París▶ «Tenga usted cuidado con la cámara. Entra usted en un zoco, la ‘casba’ de París, llévese mucho ojo». «Conozco el barrio, no se preocupe, ¿lo conocía usted?», le respondo. Y me contesta▶ «Los policías todoterren­o vamos de aquí para allá. Yo trabajaba hasta ahora en Perpignan, donde también hay muchos barrios multicultu­rales. Llevo dos semanas en París. Y tengo que tomar pastillas para dormir y vitaminas para darme un chute, cuando tengo que salir a la calle, a trabajar».

Antoine (38 años), policía todoterren­o en una comisaría del norte de París, resume de este modo el malestar que preocupa a sus colegas▶ «En la familia, son frecuentes las bromas sobre los garrotazos que damos a moros y negros. Cada semana, desde hace un tiempo, tenemos que soportar las manifestac­iones de protesta contra la nueva Ley de seguridad global. Y, entre los policías de base, sentimos un cierto abandono por parte de la jerarquía y los políticos».

Desde el 2019 se han sucedido muchas manifestac­iones de protesta policial, pidiendo solidarida­d gremial ante sucesivas olas de suicidios. El día 1 de febrero, un policía de 32 años, que trabajaba en un distrito parisino muy multicultu­ral, el XVIII, se suicidó en su domicilio familiar, en MaissonsLa­ffitte (en el departamen­to de Yvelines, al oeste de París), pegándose un tiro con su arma de servicio. Durante las primeras cuatro semanas de este año se han suicidado cuatro policías. Un suicidio por semana entre las fuerzas que deben asegurar los controles policiales durante el toque de queda de doce horas diarias.

2021 comenzó con la extensión de la crisis de los suicidios a la Gendarmerí­a. El mismo viernes 8 de enero se conocieron las dos primeras víctimas, una oficial de 53 años y un sargento de 56 años, que decidieron poner fin a sus vidas en Lyon y Toulouse, al sur del país. El estrés, la angustia contenida y las tensiones emocionale­s se convirtier­on durante los últimos doce meses en un problema de nuevo cuño, aconsejand­o a la jerarquía policial y política a tomar medidas de urgencia.

 ?? EFE ?? Policías en la Plaza de la República de París, durante la noche de los atentados del 13 de noviembre de 2015
EFE Policías en la Plaza de la República de París, durante la noche de los atentados del 13 de noviembre de 2015

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