Agria polémica en Italia tras aprobar dos fármacos contra el Covid-19
La cuestionada técnica extrae anticuerpos del plasma de sangre de pacientes y crea clones
Italia ha comenzado a utilizar dos fármacos basados en anticuerpos monoclonales para enfermos de Covid con alto riesgo. Se coloca así a la cabeza de Europa, junto a Alemania, en el uso de esta terapia, pero lo hace en medio de una gran polémica. La Comisión técnico científica de la Agencia Italiana de Medicamentos (Aifa) autorizó el uso de los dos anticuerpos monoclonales de la terapia anti-Covid de las farmacéuticas estadounidenses Eli Lilly y Regeneron, para uso en fase inicial en pacientes de alto riesgo. El ministro de Sanidad, Roberto Speranza, firmó el decreto para permitir la distribución de los fármacos y evitar así el freno a la experimentación. Para ello eligió el camino de un procedimiento de emergencia.
«Los anticuerpos monoclonales son una herramienta importante, que ciertamente contribuyen a la lucha contra el SARS-CoV-2, y en particular a prevenir la progresión de la enfermedad en la fase inicial en las personas más frágiles», dijo Franco Locatelli, presidente del Instituto Superior de Sanidad (ISS). Pero, al mismo tiempo, fue prudente▶ «No podemos atribuirles las propiedades salvadoras que no tienen para los enfermos graves», añadió.
En qué consiste la técnica
Estos anticuerpos se extraen del plasma de la sangre de un enfermo que haya sido infectado por el Covid y se producen clones, es decir, un conjunto de células u organismos genéticamente idénticos. El presidente del ISS explicó los detalles de esta terapia▶ «Los estudios clínicos realizados hasta la fecha demuestran que puede ser útil para prevenir la progresión de la enfermedad, aunque aún no se ha demostrado su eficacia en pacientes gravemente enfermos», precisó el profesor Locatelli. La polémica ha surgido porque diversos medios italianos publicaron informaciones señalando que los anticuerpos monoclonales son poco eficaces, difíciles de suministrar y posible causa de la mutación del virus, además de tener un alto coste para las arcas nacionales. El precio del fármaco es de unos 2.000 euros. El conocido virólogo italiano Andrea Crisanti manifestó que se trata de «un desperdicio de dinero sin precedentes que podría ser empleado para financiar un programa nacional de investigación contra la pandemia».