Victoria sin destino claro
El Barça golea al Alavés, pero no tiene todavía muy definida su aspiración real
Nadie habla aún de las elecciones al Barça, pero todo el mundo sabe que este equipo no encontrará su camino sin una solución política. ¿El fútbol no es política? Claro que lo es. No hay nada más político que el fútbol. Todo lo que merece la pena es político y sólo la política puede resolver lo importante. El Barça no tiene un problema económico, tiene un problema político, un problema de toma de decisiones profundas, atrevidas, serias. La economía volverá activarse cuando, como ha explicado siempre el exministro Illa, estemos vacunados mayoritariamente en verano. La economía nunca es el problema. El problema es la política, la mala política, las malas decisiones que entorpecen el talento emprendedor. El problema es la corrupción, la negligencia y la incompetencia. Lo digo en este orden creciente porque, pese a lo que digan los puristas, es mucho peor ser un inepto que robar unas perras.
Un Barça plano, liso, sin geografía moral, sin nada relevante que consignar, jugaba contra el Alavés sin talento, sin idea. Sin una política concreta que le dijera en qué dirección correr. Partido aburrido como el Barça, como Cataluña, como las elecciones de hoy en que ya nada particularmente exaltante se espera. Tostón de aquí para allá, hasta que Trincao a la media hora remató el primer gol de la noche. Bien, pero triste. Tristísimo. Querría que el fútbol fuera otra cosa, como cuando Guardiola lo pensaba, pese a que es una muy mala persona. Querría que no nos conformáramos con tan poco, con un vuelo tan de gallina tarada, y que el deber del espectáculo –y el respeto a la gente que tanto dinero paga– importara por lo menos tanto como el resultado. A Messi le anularon el segundo por un fuera de juego al límite de Griezmann. Tan al límite que con el dibujo de las líneas del VAR pareció francamente ridículo. Se enfadó Koeman, yo creo que con razón, pero se le pasó el enfado, o eso creo, cuando otra vez Messi, recortando hacia adentro y buscando el primer palo, con la rosca al revés, marcó el segundo como diciéndole a su entrenador que podía ya administrar los descansos para el partido contra el PSG.
Claro, con este resultado, quién dice que no van bien las cosas. Qué fan trompetista no reclama algo de reconocimiento por el logro. Yo lo entiendo, porque siempre entiendo a los débiles. Yo lo entiendo porque como catalán no me ha tocado otro remedio, en los últimos años, que entender la
Martín y Tachi. anatomía del fracaso. El fracaso de cuando nada es político y todo es sentimiento, irracional y barato. ¿Qué es Cataluña? ¿Qué es el Barça? Es muy fácil explicarlo▶ son Pep Guardiola haciéndose el gudari, luciendo como un cobarde el lazo amarillo en el banquillo del City, mientras no tiene las agallas de volver a entrenar a su equipo porque sabe que su supuesta táctica infalible no sirve para la gloriosa proyección