Cinco días con más de 100 muertos
como su temperatura todo el viaje. Si en algún momento se hubiese roto la cadena de ultracongelación, serían vacunas para tirar, algo que por ahora no ha pasado en ninguno de los envíos.
El recibimiento de las dosis en Bidafarma se produce bajo estricta vigilancia. Obliga el protocolo de seguridad. Hay dos agentes de la Policía Nacional armados y con chaleco antibalas; están dos funcionarios del Ministerio de Sanidad adscritos a Sanidad Exterior; y también dos de la Junta de Andalucía que trabajan para la Consejería de Salud.
Mafia rusa
Tanto celo no es un capricho. Según fuentes de la cadena de distribución, ha habido avisos por parte de la Policía del interés de la mafia rusa en la vacuna. Cualquier precaución es poca porque hay mucha gente que está deseando hacerse con unos viales. Aunque nadie se atreve a ponerle precio a las vacunas, hay un mercado negro al
Andalucía sumó ayer su quinto día consecutivo con más de cien muertos tras sumar ayer otros 120 fallecidos por Covid. Se trata quienes se contagiaron hace semanas, cuando se anotaban casi 8.000 contagios al día. Ahora la situación es diferente puesto que la tercera ola remite conclaridad. Tanto que los positivos se han estancado en torno a 3.500 diarios, la mitad que hace una semana. Así, ayer se anotaron 2.796 casos, el mejor sábado desde primeros de año. Donde más se nota esta bajada es en los hospitales, de donde ya han salido casi 1.300 personas en solo diez días aunque quedan 3.695 ingresados. que podrían llegar las dosis si las medidas no fueran tan estrictas.
De hecho, señala Macarena Gómez, Bidafarma «tiene muchos planes B» por si hay cualquier contingencia. ¿Robos? ¿Incendios? ¿Un loco antivacunas que se cuele en la planta? «Está todo cubierto y además aprobado por los inspectores de la Junta», indica. Aunque hasta ahora no han tenido que hacer uso de esos planes de contingencia, listos están.
¿Se acuerda de Carmen? Tras llegar el envío de Pfizer desde el SAS ya la han llamado para avisarla de que le ponen la segunda vacuna. Ella no lo sabe pero si alguien intenta robar los viales que gestiona Bidafarma se las tendrá que ver con varios agentes de la Policía Nacional que patrullan sus instalaciones, con cámaras, controles... Y el recinto donde guardan las vacunas, una habitación casi inexpugnable que, además, está vigilada noche y día por cámaras y un policía.
Esa habitación, a la que llaman dentro de Bidafarma la ‘sala de control’, tiene más cerrojos que una caja fuerte. Para abrirla hay que contar con una llave, una tarjeta y una clave. La vigilan varias cámaras dentro y fuera. Es prácticamente inexpugnable.
Pero en Bidafarma no solo custodian con celo esa habitación sino que también tienen previsto si alguien quiere darles «el palo» desde dentro. «No hemos tenido problema con antivacunas, pero en los planes tenemos un apartado sobre esto. Evitamos personal nuevo en la zona y tenemos el control de acceso en la garita», explican.
La cuestión es mantener las vacunas seguras mientras se custodian. Cuando salgan de los centros logísticos —de nuevo con escolta de la Policía Nacional, esta vez de incógnito— serán ya responsabilidad de los centros sanitarios que las reciban, algo que determina el SAS en sus pedidos.
Al cargar los viales en la furgoneta de reparto, ya se sabe para quién van a ser. Una lleva el nombre de Carmen porque la Junta, con el resto de comu
nidades, ha suscrito un plan de vacunación en el que se detallan todos los aspectos de cómo deben administrarse las dosis.
En dicho protocolo se ha dividido a la población en grupos. Y se les vacuna por orden. En el 1 están los mayores en residencias y sus trabajadores; en el 2, los trabajadores sanitarios y de centros sociosanitarios de primera línea, los que tienen contacto más estrecho con los pacientes; en el 3, los sanitarios con riesgo de exposición alto; en el 4, los grandes dependientes; y en el 5, que empezó esta pasada semana su vacunación, los mayores de 80 años que no hubiesen recibido una dosis en residencias o centros de día. A ellos se unieron además los trabajadores de ayuda a domicilio.
Por detrás está ya definido que en el grupo 6 estarán los colectivos con una «función esencial» para la sociedad. Aquí el Gobierno propuso a los policías, guardias civiles, militares y docentes. Andalucía, como Madrid, quiere añadir a trabajadores de la hostelería y sector del taxi. Es algo por definir aún en detalle.
Diferente vacuna
En todo caso, no todos recibirán la misma vacuna. Quienes tengan menos de 55 años se pondrán la de AstraZeneca y, mientras llegan las de Janssen, al resto se les administra las de Pfizer y Moderna.
De las vacunas de esta última compañía también saben en Bidafarma, porque se encargan igualmente de su gestión y distribución. Deben mantenerse a -20 grados «no solo aquí en la cámara sino también en su transporte», señalan responsables de la compañía. La de Pfizer se envía a entre 2 y 8 grados para que se vaya descongelando. Lo que sí funciona igual es la parafernalia de recepción, almacenaje y distribución. Policía, cámaras, decenas de ojos pendientes de cada movimiento...
El proceso de vacunación, clave para luchar contra la pandemia, está ahora mismo atascado preso de la falta de dosis, algo que ocurre en todas partes, ya que no es un problema exclusivo de Andalucía. Sin inmunidad de grupo, toca aguantar las medidas restrictivas que no solo minan la moral sino que ahogan a la economía. Así de importante es alcanzar el 70 por ciento de inmunización. Por salud mental y económica.
Sin embargo, hay luz al final del túnel. Nuevos laboratorios que tienen medicamentos listos para su aprobación, incremento de producción... El segundo trimestre de este 2021 va a ser clave para saber con mayor claridad cómo avanzará el proceso de vacunación en Andalucía.
Mientras, Carmen recibe su inyección ajena a todo esto. Con su segunda dosis solo habrá de esperar entre siete y diez días para ser inmune al coronavirus. Es uno de lo grandes logros colectivos de este año. Proteger a los mayores, quienes más han sufrido la pandemia.