«Los mayores nos ven y notas cómo se les ilumina la cara»
—¿Y los trabajadores de las residencias? ¿Hay esa misma actitud positiva?
—Sí, la misma. Es curioso porque antes de empezar a vacunar teníamos un protocolo por si nos encontrábamos con negacionistas. Pero al final es un tema que no hemos tenido que tratar.
—¿Cómo es el proceso de vacunar? ¿Qué pueden esperar quienes vayan a inmunizarse ahora?
—Cada equipo de vacunación consta de tres enfermeros. Uno para preparar la vacuna, que tiene su trabajo. Otro la pincha. Y el tercero es el que anota los datos del paciente.
—¿Es muy complicado preparar las inyecciones? ¿Han tenido algún problema?
—Por ahora no hemos tenido problemas. El procedimiento es complejo, sí. Primero hay que disolver el líquido de la vacuna con suero. Se hace la mezcla y se agita de una forma concreta un número exacto de veces para que se mezcle. Hay que hacerlo con cuidado porque más que el calor lo que afecta a las vacunas de Pfizer es el movimiento.
—¿Son muy sensibles a los golpes?
—Mucho. El conductor de la ambulancia en la que vamos a los centros sabe que no puede coger badenes ni baches. Cuando la transportamos nosotros ya no está congelada y no se puede agitar mucho.
—Sobre la vacuna ha habido algunas polémica. Una de ella la de los «culillos», como llamó el consejero de Salud a la sexta dosis...
—[Se ríe] Sí, pero se entendió lo que quiso decir. Antes quedaba un resto que no se usaba. Pero desde el 8 de enero ya sí se extrae e inyecta.
—Hay políticos que se han vacunado a destiempo asegurando que lo hicieron para no echar a perder una dosis...
—No nos ha pasado. Nosotros tenemos una lista de sanitarios a los que llamar si sobra una dosis para ponérsela. Aquí se hace bien.
√ Sensibilidad «El conductor de la ambulancia no
puede coger badenes ni baches para no dañar la
vacuna»