El golpe de Hillary
Es por ejemplo el lugar elegido para ver los fuegos artificiales el 4 de julio, y desde allí Obama llegó a dar alguna recepción.
Pero esa no fue ni la única ni la más importante reforma de los Truman. Un día, la primera dama, Bess Truman, estaba tomando el te con unas invitadas cuando la lámpara empezó a ondular de un lado a otro. El techo crujía como si hubiera un terremoto. Tras mandar al servicio a averiguar qué pasaba, le contaron que el presidente estaba preparando el baño en su estudio de la segunda planta. La conclusión de la posterior inspección detallada fue que existía riesgo de derrumbe e incendio probable, ya que el cableado era de 1891. Según dejó dicho J.B. West, un ujier que trabajó en la Casa Blanca desde los años de Roosevelt hasta su muerte en 1983, «la conclusión de los ingenieros fue que al edificio ya no le quedaba vida». Así nació la Casa Blanca moderna. El caparazón se mantuvo, pero todo lo de dentro fue renovado, de arriba abajo. El presidente y su mujer se alojaron en
Clinton durmió en el sofá unos meses y cuentan en el servicio que su mujer le pegó con un libro
la Casa Blair, justo enfrente. Para el personal de la presidencia se usaron los edificios públicos aledaños. Y las cenas de gala y otros eventos se organizaban en el hotel Carlton, en la calle 16. Las obras duraron entre 1949 y 1952. En aquella época, por cierto, hubo un intento de asesinato contra el presidente,