Jornada de normalidad y ausencia de votantes en la franja para cuarentena
ga a la final y gana, el primer gran trofeo de la temporada.
De lanzar venablos contra la judicatura, el gobierno de la Generalitat pasó a ensalzar la seguridad de ir a votar. No es raro. Las preocupaciones sanitarias del nacionalismo vienen de lejos. En 2003, PSC, Esquerra y Convergència decidieron en el Pacto del Tinell convertir al PP en apestado. En 2006 Mas firmó ante notario que no pactaría con los populares. En 2021 vuelve el ‘cordón sanitario’▶ contra Vox por ‘extrema derecha’ (nadie rechaza las ultraizquierdistas CUP); y contra Illa▶ la propuesta ‘sanitaria’ de una escisión de la ANC rubricada por Junts, Esquerra, PDECat y los cuperos.
Contra el fascismo
Ir contra el ‘fascismo’ permite intimidar a quien se desvía del ‘mainstream secesionista’. Siguiendo el aserto de Oriana Fallaci –«hay dos tipos de fascistas▶ los fascistas y los antifascistas»– el siempre inspirado Albert Soler habla de «refascistas» catalanes.
Pilar Rahola aplaudió la violencia contra Vox y la ponen en TVE de comentarista superiora en la noche electoral. Los de Vox, recuerda Soler, no son los primeros «fascistas»▶ «Antes fueron los de Ciudadanos, y antes los del PP, y han sufrido pintadas intimidatorias los socialistas, y los comunistas, y los periodistas,
Pese al panorama sombrío que se había pintado, la jornada electoral en Cataluña transcurrió ayer con la relativa normalidad que supuso tener que votar en plena pandemia. Se pudieron constituir todas las mesas, y las incidencias fueron mínimas. El temor a que los convocados a presidir y ser suplentes de mesas no acudiesen –uno de cada tres había alegado para no hacerlo– se disipó de inmediato, y a primera hora ya se pudo anunciar y se han boicoteado actos en la universidad, y el listado continúa con quien se aparte del pensamiento único que los refascistas consideran que debe imperar. Y nadie dice nada».
A las 13 horas el índice de participación ha caído 12 puntos respecto a 2017▶ más en Tabarnia (Barcelona y Tarragona) que en la Cataluña independentista (Gerona y Lérida). Inquieta el 25,5% de Vic frente al 20% barcelonés.
Hacia las dos de la tarde activistas que la jornada seguía adelante. La imagen más buscada fue la de los miembros de las mesas equipándose con trajes protectores, viseras y guantes para aguardar a los votantes en cuarentena, para los que se había reservado la franja de siete a ocho de la tarde. Quizás fue una medida extrema: 13.000 personas en cuarentena para 2.763 colegios electorales. A esa hora, apenas algún despistado se acercó a su centro. de Femen sacan pecho ‘antifascista’ cuando Ignacio Garriga vota. Más ‘refascismo’, como el que aflorará cuando se confirme la entrada de Vox en el Parlamento catalán.
Marta Botet, la hija ‘youtuber’ de Laura Borràs, está orgullosa de haber participado, con diecisiete años, en el referéndum ilegal de 1-O (se permitía votar a partir de 16). Ahora que, tres años después, ya puede votar, alguien deberá explicarle que en esta jornada electoral hay un censo de verdad, se vota una vez y no se puede introducir más de una papeleta en las urnas▶ así podrá discernir entre elecciones legales y el pucherazo que su madre, «hija del 1 de octubre», califica de «mandato democrático» mientras vota «pensando» en ese día.
A más abundamiento, en las redes corría una carta atribuida a la Dirección General de Comunicación de la Generalitat con una aclaración suponemos dirigida a los «hijos e hijas» del 1-O▶ «Esta vez solo se podrá votar una vez por persona y colegio electoral». La cultura política del secesionismo deja mucho que desear.
A las seis de la tarde la participación era de 22,5 puntos menos que en 2017. En las mesas se disponían las epis para recibir a los votantes que están en cuarentena. Crepúsculo, frío y cielo plomizo. Mensajes en los ‘wasaps’ constitucionalistas▶ «O salimos a votar todos o nos tragamos cuatro años más de independentismo y decadencia económica».
Carles Castro demuestra en «Cómo vencer al independentismo en las urnas» (ED) que las mayorías en Cataluña dependen de 300.000 votos tácticos. Una cantidad equivalente al voto por correo… La última esperanza.
Trastocar la deriva separatista sería como recibir una carta de amor.