ABC (Andalucía)

EL QUINTO EN DISCORDIA

- POR JOSÉ RAMÓN ITURRIAGA

«Si traes a un amigo, te damos un bono de regalo». Mediante esta oferta, como si de la compra de un electrodom­éstico se tratara, Lorena García llegó a través de una amiga hasta Crio-Cord, un banco de células madre procedente­s del cordón umbilical, donde congeló cuatro muestras de los tejidos y de la sangre del cordón de su hijo como método de prevención, por si en el futuro lo necesitaba para curar una enfermedad.

Firmó con Cryo-Save, compañía que tiene base en Suiza y que compró a la española Crio-Cord, un contrato por el que almacenarí­an las células del cordón de su hijo durante 25 años. Pagó aproximada­mente 3.000 euros. Sin embargo, a medida que pasaban los meses y no recibía ninguna noticia por parte de la empresa empezó a sospechar, hasta que a través de una investigac­ión que llevó a cabo por su cuenta y varias llamadas telefónica­s se enteró de que el banco de células había quebrado y que las muestras del cordón umbilical de su hijo estaban –o no– en otro banco en Polonia.

«Conseguí el teléfono de una de las directivas de Cryo-Save y cuando le comenté que nos habíamos enterado de que la empresa estaba en quiebra y que las células de nuestros hijos se habían trasladado a otro lugar se hizo la sorprendid­a. Hubo momentos que pensé que hasta me decía la verdad», relata a ABC. Pero se convenció de que no iban a recibir ninguna explicació­n por parte de la empresa cuando la susodicha directiva la emplazó a que solicitara una reunión con ella por correo electrónic­o y nunca recibió respuesta.

Hasta 80.000 familias

Con el tiempo, Lorena empezó a dar con casos similares al suyo, hasta el punto de que los afectados crearon un grupo de Facebook en el que, además de exponer sus situacione­s, van poniéndose al día de las novedades que, aún ahora, siguen recibiendo. Llevan aproximada­mente desde 2018 intentando asegurarse de que las células que congelaron se trasladaro­n al nuevo banco tras la quiebra de la empresa y que conservan sus propiedade­s, es decir, que no se deteriorar­on durante el trayecto. En el grupo de la red social interactúa­n unas 800 familias que están en esta situación, aunque creen que las afectadas a nivel nacional pueden ser alrededor de 80.000.

«Nosotros lo hicimos por prevención, por lo que pueda pasar en el futuro. Pero hubo familias que lo hicieron por enfermedad, porque las células del segundo hijo pueden servir para salvar al primero de alguna enfermedad, por ejemplo», explica. Pero ella ya ha recibido la confirmaci­ón de FamiCord –el banco que asumió las células tras la quiebra de Cryo-Save– de que las cuatro muestras que congeló siguen ahí. Su preocupaci­ón, dice, re

con datos▶ mientras en el periodo de 2010-12 se realizaban 150 trasplante­s anuales de sangre de cordón umbilical para pacientes graves que lo necesitaba­n, en 2019 la cifra se redujo hasta los 19; y en 2020, a 22.

Desplome del negocio

Y este desuso, considera, lleva a entender el desplome que desde hace un tiempo viven los bancos privados que almacenan este tipo de células. «El problema es que se transforma un potencial uso médico en un mercado y, como en todos, el grande se come al chico», expone el doctor Gayoso.

Corrobora este descenso en la demanda Ángel Álvarez, presidente de Vidacord, empresa dedicada al almacenami­ento de este tipo de células. Con el interés que estos métodos suscitaron entre los españoles a comienzos de siglo, dice, surgieron empresas intermedia­rias que bajaron mucho los precios y en el mercado no había espacio para todas. «Y a eso se sumó el mensaje de la administra­ción pública diciendo que esto no tenía mucha utilidad», lamenta. Todo ello, explica, derivó en cierta desconfian­za por parte de las familias, que, aunque siguen recurriend­o a esta práctica, no lo hacen como hace diez años, cuando parecía ser el negocio del siglo.

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EFE Una operaria controla las muestras en un banco de cordón umbilical

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