NO ENROCARSE
La evolución de las vacunas está todos los días en los medios. No puede ser de otra forma. Y cada vez es más evidente la paupérrima gestión por parte de la Unión Europea. En su portada del pasado jueves, ABC traía el reconocimiento por parte de la Comisión de su falta de previsión en la compra de las vacunas. Lo grave no es que lo hayan hecho mal, que erraran en sus negociaciones con las farmacéuticas, sino las razones que detrás de esta pifia van a lastrar la respuesta en los próximos meses. La presidenta de la Comisión se ufanaba de que nuestro sistema de aprobación de vacunas es mucho más garantista, demostrando la falta de cintura que define la UE. Si en una situación como la actual no somos capaces de demostrar algo más de audacia o tener capacidad de asumir algo más de riesgo es que la cosa no está bien diseñada. Las autoridades sanitarias europeas deberían poder responder en los mismos plazos que las británicas o estadounidenses. Planteamientos más agresivos deberían por lo menos contemplarse. No vale el comodín de mayores garantías. La situación requiere eficacia.
Y quizá lo peor es que en los países miembros se respira cierta complacencia. Los británicos han sido capaces de darle la vuelta a su gestión de la epidemia. De ser, junto con probablemente nosotros, los que peor han gestionado las sucesivas oleadas, a liderar la campaña de vacunación.
La respuesta europea no debería ser enrocarse en sus planteamientos mal entendidos como más seguros. Países como Francia o Alemania lideran la respuesta europea de forma tímida. Son capaces de conseguir más vacunas y de avanzar en planteamientos más audaces. Desde luego que el Gobierno de España ni está ni se le espera. A diferencia de los ingleses, no están siendo capaces de enmendar su pésima gestión de la crisis sanitaria con ideas o soluciones nuevas en la vacunación. Han optado por no hacer nada amparándose en Europa para la estrategia y en las comunidades para su ejecución. Y, lamentablemente, tampoco este último capítulo parece que les vaya a pasar factura. El éxito que no hay duda que llegará lo va a capitalizar esta panda. Así de triste.