‘Los veintiún libros de los ingenios y las máquinas’
con el gran busto de Juanelo Turriano cedido por el Museo Santa Cruz de Toledo y uno de pequeño formato en jaspe del Museo del Prado, atribuidos al artista). Leoni consiguió la mayor parte de los manuscritos de los hermanos milaneses y también del hijo de Melzi y se los llevó consigo a Madrid. Cuando el artista muere en 1608 se los deja en herencia a su hijo Miguel Ángel. A partir de ahí, el misterio se vuelve a tragar su paradero, aunque Elisa Ruiz –una de las mayores conocedoras a nivel internacional de la obra de Da Vinci, trascriptora de los Códices Madrid y miembro del comité científico de la muestra– ha localizado parte del legado de Pompeo en la colección Windsor de la Royal Collection, en el Códice Atlántico de la Biblioteca Ambrosiana, en los manuscritos del Instituto de Francia, en el Códice Forster del Victoria and Albert Museum, en el del Vuelo de los Pájaros de la Biblioteca Real de Turín y, probablemente, en el de Arundel de la British Library,
más, por supuesto, los de la Biblioteca Nacional.
Pero, ¿qué ocurrió con las otras libretas?, ¿no sería lógico pensar que uno de los lugares donde pudieran perderse fuera España? Puede que se perdieran en el incendio de El Escorial o en el del Alcázar, pero también existe una pequeña posibilidad de que se conserve alguna. Y, ¿qué pasó con ellas durante los al menos veinte años que estuvieron en nuestro país?, ¿de verdad estuvieron guardadas en un cajón en casa de Pompeo Leoni? El comité científico y el equipo multidisciplinar de comisarios de esta muestra han llevado a cabo una valiosa investigación que les lleva a pensar justo lo contrario; que los manuscritos de Leonardo sí fueron analizados y consultados aquí, y que seguramente sirvieron de inspiración de una serie de ingenios y patentes. Del 16 de febrero al 16 de mayo, la exposición explora esa conexión de los códices con nuestra ingeniería del Siglo de Oro al tiempo que indaga qué pudo pasar con esas libretas.
Nicolás Garcia Tapia, especialista en la ingeniería española del Renacimiento, cree que Leoni se hizo con la obra del genio para Felipe II, al menos en parte. El hecho de que Pompeo conservara algunas libretas tendría que ver con que fueron el pago de sus servicios o