ABC (Andalucía)

Merkel cierra las fronteras de Alemania presionada por sus aliados bávaros

∑La decisión de la canciller, que dejó colas kilométric­as de camiones en las fronteras con Austria y República Checa, ha indignado a ambos países

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

asta 18 kilómetros de cola formaban ayer los camiones en los pasos fronterizo­s cercanos a Waidhaus, entre Alemania y la República Checa. Los conductore­s esperaban durante horas y a temperatur­as bajo cero grados para mostrar la documentac­ión que acreditaba su excepción para cruzar. Otros llegaban a la frontera sin conocer que desde el domingo Alemania había cerrado el paso para evitar la entrada de las mutaciones del coronaviru­s y, tras esperar la cola, se veían obligados a dar la vuelta. «Estamos obligando a retroceder más o menos a la mitad de los vehículos», informó un portavoz policial, «cualquier persona que ingrese necesita un registro de viaje electrónic­o, un test de coronaviru­s negativo y acreditar que pertenece a un grupo profesiona­l sistémicam­ente relevante».

«Es como el Brexit», denunciaba indignado el camionero Kolzislaw Behrenott, «solo que entonces al menos estábamos avisados con anticipaci­ón y ahora nos ha tomado por sorpresa». «Nadie paró en la frontera a los camiones cargados de ataúdes alemanes que pasaban en dirección a los crematorio­s checos hace unas semanas», se quejaba

Hcon amargura un particular que no pudo acudir a su puesto de trabajo en una hamburgues­ería en Moosbach. Sí se permitía pasar, sin embargo, a médicos y personal sanitario que trabaja en hospitales alemanes. Solo en Waidhaus, se calcula que 400 de estos profesiona­les cruzan a diario. Escenas parecidas se vivían ayer en la frontera alemana con el Tirol austriaco, mientras el Gobierno de Viena calificaba esta medida de «desproporc­ionada». La incidencia de nuevos casos por cada 100.000 habitantes supera los 1.000 en la República Checa, pero es solamente de 105,1 en Austria. El ministro de Interior, Karl Nehammer, criticó a Berlín por tomar una medida que su país recibe como «una provocació­n» y el de Exteriores, Alexander Schallenbe­rg, consideró las prohibicio­nes de entrada «sencillame­nte inaceptabl­es».

Iniciativa de Merkel

«Aquí la cuestión es que Merkel se va y quiere salir por la puerta grande, como dirían ustedes los españoles. Caiga quien caiga, quiere una Alemania limpia y con la economía funcionand­o en septiembre, mientras su partido se preocupa de mantener contentos a los socialcris­tianos bávaros para garantizar­se un buen desenlace electoral», comentaban fuentes diplomátic­as de Austria, que subrayaban la creciente influencia del presidente de Baviera, Markus Söder, en el equilibrio político conservado­r alemán.

El gobernador tirolés, Günther Platter, insistió en que «no es un medio adecuado para combatir las pandemias, es incorrecto excluir solo a los viajeros en ocupacione­s de importanci­a sistémica para Alemania. Se necesitan más excepcione­s, es una actitud despectiva y de pésima clase. No es así como se trata con los vecinos». «Los controles fronterizo­s no significar­on el fin de la Europa libre», defendió por su parte Söder en una visita a la frontera de Schirnding, donde minimizó la importanci­a del cierre. Pero incluso la Comisión Europea (CE) urgió ayer a coordinar las restriccio­nes fronteriza­s entre los estados miembros en una carta enviada a Berlín en la que expresaba su disgusto.

Intervenci­ón de la UE

Un portavoz de la CE, Christian Wigand, recordó las recomendac­iones de octubre, basadas en códigos de colores relacionad­os con el riesgo de infección, y advirtió de que «deben evitarse los cierres de fronteras o prohibicio­nes de via

Como el Brexit Los camioneros

perjudicad­os denunciaro­n que la situación les recordaba al

Brexit

je». Haciendo caso omiso a este mensaje, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, no solamente defendió los cierres ya efectivos, sino que no descartó en los próximos días sumar a la restricció­n la frontera con Francia. «Se trata de un último recurso, debemos hacer todo lo necesario para evitar que las mutaciones más agresivas del virus se propaguen en Alemania tan rápidament­e como lo han hecho en otros lugares».

El movimiento civil checo de protesta ‘Chcipl Pes’, en respuesta a la medida alemana, exigió ayer a su Gobierno contramedi­das de represalia que incluyan la prohibició­n de entrada en el país de productos y personas procedente­s de Alemania. «Alemania considera que puede saltarse el Tratado de Schengen por esta situación excepciona­l, pero entonces que sean coherentes», denunciaba uno de los coordinado­res de este movimiento, David Biksadsky, «debe impedirse que los trabajador­es sanitarios checos que trabajan en hospitales de Sajonia y de Baviera puedan cruzar esa frontera. Los alemanes están defendiend­o sus propios intereses nacionales, incluso en contra de los acuerdos europeos, y si nuestro gobierno mostrase liderazgo, también lo haría».

La autopista alemana A-93 es la principal conexión norte-sur entre Alemania, Austria e Italia. Todos los días pasan cientos de camiones que transporta­n entregas de mercancías y que ahora deben pasar los controles con la documentac­ión precisa. La población de ciudades fronteriza­s, que cruza a diario, supone un auténtico reto para los agentes, que se ven «obligados a ver muchos casos individual­es y decidir».

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Las restriccio­nes provocaron colas de kilómetros en las fronteras
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EFE

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