David Jiménez Torres Historiador y ensayista
El historiador David Jiménez Torres ausculta en su ensayo ‘2017’ (Deusto) las secuelas que deja el sarampión separatista catalán en España
El historiador y profesor universitario David Jiménez Torres (Madrid, 1986) aborda en su lúcido ensayo ‘2017’ (Deusto) las secuelas que deja el sarampión separatista en Cataluña. Al enfermo, España, se le cayó la venda que aseguraba que el sistema autonómico sería capaz de integrar a los nacionalismos, acunarlos con poderes competenciales hasta dormirlos. «España no puede gobernarse como si 2017 no hubiera sucedido», avisa el autor.
—Afirma que 2017 es la gran quiebra de la democracia. ¿A qué nivel?
—Es la crisis constitucional más grave desde la consolidación de la democracia. A diferencia del 23-F, el último espasmo del franquismo, 2017 sucede cuando ya llevamos 40 años y la democracia se daba por consolidaba. Marca de manera decisiva la política nacional. La fragmentación del centro-derecha es consecuencia de 2017 y el enorme golpe a la credibilidad del PP en su manejo de aquella crisis. Pero en sentido más amplio, en 2017 se hunde una parte fundamental de la cultura democrática, esa premisa creada según la cual nuestro estado de las autonomías serviría para integrar a los nacionalistas subestatales. O que los nacionalistas nunca se atreverían a romper. Se hunde una cierta inocencia.
—¿Sánchez e Iglesias pueden domar al nacionalismo?
—Iglesias tiene un horizonte rupturista. Sánchez ofrece un regreso a los años de Zapatero. Con el pack completo▶ tripartito, apaciguamiento y quizá hasta nuevo estatuto. Pero ese mundo de ayer se ha perdido para siempre, es cuestión de tiempo que se vea que es un callejón sin salida. España no puede gobernarse como si 2017 no hubiera sucedido. La ERC de hoy no es la ERC de antes.
—¿En qué sentido?
—No ha abjurado del asalto a la legalidad. La ERC de hoy impugna de manera más clara y radical el marco constitucional.
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El bucle catalán
«El nacionalismo no es una fase histórica, es un movimiento tremendamente adaptable»
No es que sean nacionalistas, es que son deslegitimadores de la democracia española. Hay miles de catalanes que realmente creen que el ‘president’ verdadero es Puigdemont, recuerda a los pretendientes carlistas. Hay una quiebra profundísima de la comunidad política.
—Dice: «Sánchez no puede gobernar España como si 2017 no hubiera sucedido». Pues lo está haciendo.
—¿Cómo explica la fuerza del independentismo el 14-F? ¿Qué le hace tan resistente?
—Los logros del independentismo después de 2017 son enormes. Es extraordinario que transformaran su discurso del «tenemos hoja de ruta hacia la independencia imparable» a «somos unas pobres víctimas de la represión». Tras 2017 no se produjo una catarsis como respuesta y el discurso victimista ha calado mucho.
—¿Qué hizo mal el constitucionalismo?
—2017 no solo había que ganarlo, sino que también había que explicarlo. Era necesario un compromiso de ese bloque para defender por qué fue legítimo detener aquello y juzgarlos. Pero no se ha hecho un relato compartido.