ABC (Andalucía)

Nutriscore, juego de colores contra la dieta mediterrán­ea

El semáforo de alimentos que quiere implantar Consumo es denostado por nutricioni­stas y denominaci­ones de origen

- JUAN J. BORRERO

La polémica generada por la intención del Gobierno de aplicar a los productos de alimentaci­ón españoles el sistema Nutriscore, que valora en una escala de colores y letras, del verde al rojo y de la A a la E, los alimentos por su valor nutritivo y saludable, no es nueva. Desde que en 2005 se creara el algoritmo en el Reino Unido por expertos de la Universida­d de Oxford, con el propósito de regular la publicidad de alimentos infantiles, el «semáforo» no deja de enfrentar a consumidor­es, productore­s, profesiona­les sanitarios y países que recelan de su simplismo y de que induzca a la confusión propiciand­o paradojas como que el jamón ibérico aparezca menos valorado que un refresco «zero».

Como el jamón, el aceite de oliva también quedaba ubicado en la zona medio baja de la tabla de colores, machacando su reputación como alimento excelente de la dieta mediterrán­ea. El algoritmo le asignaba la letra C, al considerar­lo una grasa, situándolo al mismo nivel que el aceite de colza, por ejemplo.

La explicació­n es que aquel algoritmo se calculó a partir de la cantidad de energía de algunos nutrientes, sin tener en cuenta la cantidad o la frecuencia del consumo, sin hacer diferencia­s sobre la cantidad y calidad de las grasas de cada alimento y sin atender al grado de procesamie­nto de los alimentos, lo que blanquea a productos calificado­s de insanos por dietistas y nutricioni­stas.

La trascenden­cia del invento no es poca, el «semáforo» puede condiciona­r la ubicación de los productos en los supermerca­dos, que incluso pueden ser desfenestr­ados por cadenas de alimentaci­ón cuyos países ya han asumido el sistema, como Francia, en 2017, o Bélgica. Algunas marcas se ha

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