ABC (Andalucía)

Mal negocio ha sido el del nacionalis­mo a ultranza. Podrán decir que peor le fue a Alemania con Hitler. El que no se consuela es porque no quiere

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

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SON ya dos semanas largas de Cataluña en general y Barcelona en particular en efervescen­cia, con contenedor­es como trincheras, comercios asaltados, cajeros en llamas y choques entre las fuerzas de seguridad y turbas de jóvenes debidament­e pertrechad­os para ganar la pelea, tanto por la estrategia de guerrillas urbanas como por las armas que utilizan, que igual pueden ser adoquines arrancados del asfalto que señales de tráfico. Una auténtica orgía de destrucció­n y amedrentam­iento del vecindario que contempla desde sus ventanas el espectácul­o, no pudiendo hacer otra cosa que echar un chorro de agua al incendio más próximo.

Mucho más difícil lo tienen los mossos, que aparte de no tener bastantes efectivos ni material para la batalla, tienen que andarse con mucho ojo con lo que hacen, pues la CUP y otros partidos de extrema izquierda ya han protestado por su ‘exceso de violencia’, cuando lo que hacen es defenderse y defender la ciudad de los vándalos. Que hayan atacado comisarías advierte que están ganando la batalla, con la guinda de haber incendiado un furgón policial con un agente dentro que pudo escapar por piernas. Para resumir▶ aquella Barcelona ‘perla del Mediterrán­eo’ que cantaba en mi adolescenc­ia Bonet de Sampedro, es hoy la ciudad sin ley a partir del anochecer. La crisis de autoridad es total.

El Gobierno central la cedió allí hace tiempo. El gobierno de la Generalita­t se encuentra demasiado ocupado en la lucha por el poder entre ERC y Junts, con el concurso de la CUP, mientras el PSC contempla melancólic­o desde el callejón lo poco que le ha valido haber ganado las elecciones y los barcelones­es empiezan a pensar qué han hecho ellos para merecer esto. Cuando la respuesta es bastante fácil▶ se dejaron engatusar por las sirenas del nacionalis­mo, que les prometió la independen­cia, junto a lo mejor de todos los mundos▶ el dinero llegaría a chorros a aquel vergel de la inversión, el turismo continuarí­a mejorando en número y calidad. España dejaría de robarles y pronto serían la mejor ciudad no ya del Mediterrán­eo, sino del mundo. Con lo que se encuentran es con la huída de las principale­s empresas, con un turismo cada vez más cutre, cuando no incendiari­o, con que España tiene que avalar sus deudas porque sus bonos han llegado al nivel de basura y sus líderes siguen sin haber conseguido formar gobierno dos semanas después de las elecciones, al ser incapaces de ponerse de acuerdo.

Mal negocio ha sido el del nacionalis­mo a ultranza. Podrán decir que peor le fue a Alemania con Hitler. El que no se consuela es porque no quiere.

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