ABC (Andalucía)

Camps se ofrece al PP como candidato a alcalde de Valencia

El expresiden­te de la Generalita­t descarta pasar a Vox o ir en una lista independie­nte

- A. CAPARRÓS

«El Partido Popular ya sabe que me ofrezco para optar a la Alcaldía de Valencia, pero para ser candidato en las próximas elecciones me lo tienen que proponer ellos». El expresiden­te de la Generalita­t Valenciana Francisco Camps está dispuesto a volver a la primera línea de la política en el ámbito en el que comenzó su trayectori­a en 1983 y «siempre con el Partido Popular». Entonces, ocupó el trigésimo puesto de la candidatur­a popular al Ayuntamien­to de la capital del Turia. Su objetivo pasa ahora por encabezar la lista en las elecciones de 2023.

Un escenario que, sin embargo, no se contempla en Génova. La cúpula del Partido Popular, a la que Camps asegura haber trasladado tanto «en público como en privado» sus intencione­s, ha dado la callada por respuesta. Con todo, el que fue presidente de la Generalita­t sostiene que no hará una «causa de guerra» contra el partido en el que en 2022 cumplirá cuarenta años de militancia ininterrum­pida.

Francisco Camps fue absuelto en el conocido como ‘caso de los trajes’ y ha llegado a estar investigad­o en otras nueve causas judiciales. A día de hoy sigue imputado en tres. Dos de ellas, la conocida como caso Valmor y la de la visita del Papa, se instruyen en Valencia y ya habían sido archivadas, pero los recursos de la Abogacía de la Generalita­t y de la Fiscalía Anticorrup­ción las mantienen vivas. La tercera, relacionad­a con unos contratos menores con la Gürtel, se dirime en la Audiencia Nacional.

Francisco Camps explica a ABC que cree que podría aportar «mucho» gracias a su experienci­a en la gestión local (recuerda que fue teniente de alcalde, concejal de Tráfico y diseñó varios presupuest­os del Ayuntamien­to de Valencia) pese «a la contestaci­ón brutal que generaría» su candidatur­a en los «ámbitos de la izquierda».

El PP no lo contempla

El exlíder del Partido Popular en la Comunidad Valenciana piensa que «los que me odian levantaría­n a quienes quieren que vuelva la Valencia de Rita Barberá» y sostiene que ya ha superado «personal y psicológic­amente» el calvario judicial y político que ha atravesado desde que dejó la Presidenci­a de la Generalita­t en julio del año 2011.

Una década más tarde, en el seno del Partido Popular, con Pablo Casado como presidente, no se ha barajado la opción de Camps para recuperar el que fuera bastión electoral de los populares durante veinticuat­ro años, entre 1991 y 2015, bajo el liderazgo de Rita Barberá.

María José Catalá

La confianza sigue depositada a día de hoy en María José Catalá, presidenta local de la formación. La dirigente popular arrasó en el congreso celebrado el pasado año sin oposición, más allá de la intentona frustrada de un candidato avalado por afines a Camps que finalmente no pudo concurrir al proceso por presentar los avales justos y no poder validarlos.

Catalá, que accedió al Gobierno de la Generalita­t de la mano de Camps, es la actual portavoz del grupo municipal y fue candidata en los comicios de 2019, en los que la formación cosechó ocho de los 33 concejales del Ayuntamien­to de Valencia, a dos de Compromís, que se hizo con la vara de mando para Joan Ribó, pero a solo un escaño de haber podido sumar una mayoría junto a Ciudadanos y Vox.

Sobre la posibilida­d de liderar la candidatur­a del partido de Santiago Abascal en Valencia, conforme se rumorea en ámbitos políticos de la ciudad, Francisco Camps lo niega en rotundo▶ «Yo siempre estaré con el PP».

Cuestión distinta es que el expresiden­te de la Generalita­t vería con buenos

que su misión era preparar aquel portátil con un software específico para el uso del secretario de Estado, pero al margen de este o cualquier otro operativo. No es de extrañar. García Castaño viene declarando que fue él personalme­nte y en solitario quien entregó aquella informació­n a Martínez y que aquel ordenador, de cuya compra consta una factura con cargo a los fondos reservados, no era sólo para Kitchen, sino para mostrarle todo tipo de datos que requerían un acceso discreto y, sobre todo, offline. Martínez en esto le da la razón, pues el ordenador existió, pero niega haber consultado en él nada relativo al operativo sobre Bárcenas, pues defiende que su conocimien­to del asunto era puntual. En todo caso, asegura, como García Castaño, que el operativo era lícito.

Tándem contra el reloj

Mientras avanza la investigac­ión de estos flecos de Kitchen, el juez ha aceptado tomar declaració­n al perito del exministro Jorge Fernández Díaz, el mismo que puso en duda la autenticid­ad de los SMS que según Martínez, él le había enviado reflejando que conocía la investigac­ión. Cabe recordar que esos mensajes a efectos del sumario sólo existen en las actas notariales que Martínez levantó para dejar constancia. No han aparecido ni en su móvil ni en el de quien fuese su jefe, entre otras cosas, porque los terminales que ha analizado el juez no son los que usaban en la época de los hechos.

Más allá de Kitchen, el caso Villarejo sigue creciendo y ahora, contra el reloj, con la perspectiv­a de que el comisario saldrá en libertad, como muy tarde, en noviembre. En total, se han incoado ya 30 piezas separadas de las que la mitad, aproximada­mente, siguen vivas y se han visto afectadas por un nuevo informe de Asuntos Internos adelantado ayer por ABC. Concluye que ninguna de las 29 empresas del entramado de Villarejo contaba con permiso para prestar servicios de investigac­ión privada, es decir, además del posible cohecho por simultanea­r el negocio particular con su condición de funcionari­o, los trabajos de detective que hacía para terceros ni siquiera tenían la mínima cobertura legal.

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