Presidente culé, profesión de riesgo
Bartomeu es el tercer mandatario azulgrana que acaba en la cárcel o la comisaría
Ser presidente del Barcelona otorga una notoriedad incuestionable, equiparando, prácticamente, su fama y poder al del presidente de la Generalitat de Cataluña. Lo han experimentado todos los dirigentes azulgranas de la democracia española aunque ninguno de ellos ha quedado exento del peso de la ley. De hecho, sentarse en el sillón presidencial es una profesión de riesgo, algo que han podido comprobar Josep Lluís Núñez, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, sin olvidar que Joan Laporta también fue imputado por el cobro de comisiones después de que fuera acusado de realizar negocios de dudosa legalidad y lucrarse por ello cobrando una comisión de tres millones de euros a través de una cuenta en un banco suizo. El actual candidato reconoció haber cobrado 10,15 millones de euros a través de su despacho de abogados por asesorar al magnate uzbeko Miradil Djalalov mientras era el máximo mandatario azulgrana pero la juez del caso, María José Ortega, le absolvió.
El primero en visitar la prisión fue Josep Lluís Núñez, aunque su delito nunca estuvo relacionado con el Barcelona y se produjo cuando ya había abandonado la presidencia del club azulgrana, que ostentó entre 1978 y 2000. Constructor de éxito, fue condenado en 2011 a seis años de prisión, al igual que su hijo José Luis Núñez Navarro, y a pagar una multa de dos millones de euros por el delito de cohecho y de otros 36.000 euros de multa por falsedad documental por su implicación en el caso Hacienda, delitos de los que siempre se declaró inocente. La sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona consideró probado que Núñez, padre e hijo, sobornaron a inspectores de Hacienda con casi un millón
confirmaban el dominio del Madrid, ya pleno.
Su toque además se hizo más constante y ágil. No era del todo sorprendente, porque buscaba siempre la banda derecha, pero la flotación de Isco, muy mejorado, y la vitalidad de Asensio le daban un aliciente superior a otros días. La Real estaba muy bien cerrada y el gol debería llegar de un modo distinto, quizás inverosímil. Quizás por eso lo intentó Lucas de volea desde fuera del área en el 36, evidenciando que hay gente con la autoestima a prueba de bombas.
Al descanso, el gol blanco no había llegado, pero no se había detectado vida donostiarra en el área del Madrid. Sin embargo, una solitaria e incontenible
Un mal inicio El Real Madrid salió muy frío después de la reanudación y Casemiro se
retrasó
contra de Isak, que solo se puede calificar de portentosa, dejó una duda en el aire antes del descanso.
Así fue. La segunda parte se inició con otro aire. Una frialdad heladora en el Madrid, como si de repente no conociera a nadie allí. Una frialdad que no se puede permitir y que fue agravada con una astracanada táctica que ya se había entrevisto▶ Casemiro como tercer central. Otros errores apuntados tomaron forma en ese instante▶ presión rota, soledad para romper de Guevara, espacio para Monreal, y un pase largo lo remató Portu con éxito para convertir la jugada y la defensa del Madrid en un futuro youtube de gente llegando tarde a todo.
Zidane cambió de inmediato, como