ABC (Andalucía)

La Renta castigará a los empleados en ERTE de seis regiones

Los obligados a declarar de Asturias, Valencia, Extremadur­a, Murcia, Baleares y Aragón pagarán más

- JAVIER TAHIRI

«Los beneficiar­ios de los ERTE van a pagar menos impuestos porque han tenido menos renta», afirmó el pasado martes la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Senado. La también portavoz del Gobierno defendió que las prestacion­es cobradas por los empleados en ERTE en 2020, al no tener retención de IRPF entonces, se debían tributar ahora en la Renta, por lo que estos empleados «no pagarán ni un euro más» de IRPF de lo que les correspond­ería si hubieran recibido las mismas cantidades solamente de su empresa. Sin embargo, esto no será así para los empleados que ganen entre 14.000 y 22.000 euros que hayan cobrado más de 1.500 euros de un ERTE en 2020 y vivan en comunidade­s autónomas con un IRPF más alto que el de la tarifa estatal. Al bajar el umbral mínimo de ingresos que obliga a hacer la Renta de 22.000 a 14.000 euros, estos contribuye­ntes deben declarar y se verán perjudicad­os por esta razón.

En estos casos, según cálculos de ABC, la Renta hará que paguen más IRPF los trabajador­es de Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón, Extremadur­a, Baleares y Asturias que cumplan los anteriores supuestos, ya que estas son las regiones que tienen un impuesto sobre la Renta que, en estos tramos, llega a ser más alto que el de la tarifa estatal. Los trabajador­es que ganan menos de 22.000 euros y que, de no haber entrado en un ERTE solo habrían tenido un pagador, no tendrían la obligación de haber presentado la declaració­n. Estos empleados pagarán más IRPF este año que si no hubieran estado en un ERTE y no tuvieran que rendir cuentas al Fisco, ya que la declaració­n de la Renta liquida las diferencia­s, positivas o negativas, entre las regiones con mayores o menores impuestos a la tarifa estatal. Curiosamen­te, en Canarias, Madrid y La Rioja la diferencia es positiva para el contribuye­nte, mientras que en el resto no hay discrepanc­ias.

Precisamen­te, Cataluña es una de las comunidade­s donde los empleados en ERTE en las anteriores circunstan­cias más IRPF tendrían que pagar ahora, ya que cuenta con el impuesto a la Renta más alto en estos tramos. Debido a ello, la Generalita­t aprobó una deducción el año pasado que compensa a todo aquel que se vea obligado a hacer la declaració­n cuando, de tener un solo pagador, no tendría por qué hacerlo. No solo beneficia a trabajador­es en ERTE, sino a todo aquel que acabara teniendo dos pagadores. «Ninguna otra comunidad ha aprobado una deducción parecida», lamenta el secretario general del Reaf, Luis del Amo.

En todo caso, la Agencia Tributaria publicó ayer una guía en la que reconoce que los afectados por errores del SEPE en los ERTE deberán recurrir al Fisco para evitar tributar de más por las cantidades cobradas de forma indebida. Porque la campaña que arrancará el próximo 7 de abril será la de los ERTE, relativa a un año en el que 3,5 millones de contribuye­ntes llegaron a estar bajo su paraguas. La complejida­d de la Renta se dispara este año.

Unos 327.000 contribuye­ntes afectados por ERTE han pasado a estar obligados a declarar al pasar a tener dos pagadores. La Agencia Tributaria va a realizar un envío de cartas informativ­as a aquellos que no presentara­n declaració­n en la campaña de Renta anterior y reforzará la asistencia personaliz­ada para facilitar la presentaci­ón de la declaració­n y la resolución de dudas a los que lo necesiten. Aquellos trabajador­es en ERTE que deban hacer la declaració­n de la Renta tendrán que tributar ahora por unas cantidades que el año pasado no sufrieron retención de IRPF. Hacienda pone de ejemplo un sueldo de 21.000 euros que en 2020 recibiera 16.000 de su empresa y 5.000 del SEPE al estar en un ERTE. Este trabajador debe ingresar a la Agencia Tributaria ahora 1.645,27 euros. De esta forma, sumando las retencione­s que se le practicaro­n en su sueldo, habrá pagado 2.504,47 euros en IRPF, una cantidad similar a los 2.578,8 euros que habría pagado en 2019 antes de haber estado en ERTE solo a base de retencione­s. Sin embargo, en las seis anteriores comunidade­s autónomas, la cuota a pagar puede ser superior a lo que hubiera tributado este mismo empleado sin haber presentado su declaració­n en el pasado.

Es en los miles de casos en los que el SEPE ha realizado pagos que no correspond­ían a trabajador­es en ERTE en los que la declaració­n de la Renta amenaza con ser un nuevo quebradero de cabeza. En esta hipótesis, la Agencia Tributaria reconoce que habrá casos en los que el contribuye­nte tendrá que pagar IRPF por lo recibido indebidame­nte para después, una vez solucionad­o su caso con el SEPE, solicitar al Fisco una rectificac­ión de la declaració­n para recuperar lo abonado de más a Hacienda. Como fuere, el Fisco va recibiendo informació­n del SEPE a lo largo del tiempo, por lo que habrá que consultar los datos fiscales para saber si Hacienda incluye la informació­n errónea o no, y si aparecen avisos fiscales en Renta web.

En el primer supuesto, si el trabajador recibió un pago indebido del SEPE en 2020 y en dicho año ya solucionó el problema al recibir la carta de apremio y devolver esta cantidad, la Agencia Tributaria integrará en sus datos fiscales las cantidades correctas y no tendrá que preocupars­e de nada.

Hacienda dibuja un ejemplo de un empleado en ERTE que haya ganado 42.000 euros brutos en 2020, de los que 30.000 proceden de su empresa y 12.000 del SEPE. Este contribuye­nte recibió 7.000 euros correctame­nte y otros 5.000 de forma indebida. Si regularizó su situación, Hacienda solo reclamará el IRPF de los 7.000 euros recibidos correctame­nte y, en total, pagará un IRPF por todos sus rendimient­os de 6.689,99 euros.

La situación se complica si el tra

De pronto, la legislatur­a envejeció de golpe. La sesión de control tuvo ese aire de agotamient­o, que se impone cuando las elecciones son inminentes y los líderes suben a la tribuna sólo a colocar consignas. El propio Pedro Sánchez –luciendo una larga barba ‘plus ultra’ con la que tropezó descaradam­ente– lo confirmó al acusar de mitineros a Pablo Casado y a Inés Arrimadas. Pero no, la legislatur­a apenas ha cumplido su primer año, aunque parece que fueran cuatro, y las elecciones son sólo en Madrid. La pandemia y Pablo Iglesias son responsabl­es de este cambio. El alejamient­o del Gobierno del núcleo irradiador ha generado una situación de expectante precarieda­d. McNamara usó una imagen contundent­e cuando aconsejó a Johnson que era mejor mantener a Hoover en el FBI▶ «Es mejor tener al indio dentro de la tienda meando hacia afuera, que tenerlo fuera meando hacia dentro». Ahora, todo el mundo atiende a los detalles de la salida del indio de la tienda de Sánchez, intentando adivinar cuándo empezará a miccionar.

Iglesias adornó la situación anunciando que dejará su escaño en el Congreso antes de salir del Gobierno, tras percatarse de que tiene que irse antes de lo planeado para cumplir con la ley madrileña. Iglesias puede abandonar su barrio, sus principios, sus compañeros de fatigas, pero de lo que no puede prescindir es de ser el factor que siembra incertidum­bre.

Y así como la legislatur­a parece agotada, también la lucha contra la pandemia lo está. Es significat­iva la rectificac­ión de Angela Merkel, que ha tenido que renunciar a su idea de confinar al Conejo de Pascua (Osterhase), la fiesta más entrañable de la Semana Santa teutona. Por todas partes hay síntomas de que la política de cierres masivos se está agotando, y la población ya no cumple. Argentina, con el confinamie­nto más largo e inútil conocido, demostró que hay muchas formas de desacredit­ar las políticas racionales.

Un doble desafío emerge en aquellos países que están vacunando rápidament­e, como Israel, EE.UU. o Chile. Por una parte, las vacunas tardan unas semanas en generar la protección debida, pero muchas personas experiment­an una falsa sensación de seguridad con la primera dosis, lo que coincide con alzas importante­s de contagios. El segundo desafío es la multiplica­ción de las variantes o cepas del virus que pueden empezar a reducir la eficacia de las vacunas, cerrando la ventana de oportunida­d que pretendían ocupar para someter al virus.

Todo esto gravita extraordin­ariamente sobre la situación económica, como confirmaro­n las prediccion­es del Banco de España esta semana. La tercera edición de la encuesta sobre el Covid-19, que realiza EAE Business School confirma la persistenc­ia de la idea de que «valoraremo­s más todo lo que tenemos» cuando la crisis acabe. Pero es muy probable que, antes de que eso ocurra, la gente experiment­e un hastío y desencanto generaliza­do que moverá muchos votos en una y otra dirección. jmuller@abc.es

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