ABC (Andalucía)

Las cocinas que trabajan en exclusiva para los ‘riders’

Este nuevo negocio de la comida a domicilio no está ligado a locales abiertos al público

- MIQUEL VERA

El sector de la comida a domicilio ha vivido una revolución continua en España a lo largo de todos estos años. Las últimas en aterrizar en este cambiante ecosistema son las ‘dark kitchens’; grandes talleres gastronómi­cos que se instalan en el centro de las ciudades para surtir las comandas que entregan los ‘riders’, pero que no están ligadas a ningún restaurant­e abierto al público.

Este modelo de negocio lleva años consolidán­dose en Asia y los Estados Unidos, pero hasta la llegada de la pandemia no se ha asentado del todo en España. En la práctica, una ‘dark kitchen’ es la consagraci­ón de la hostelería sin mesas, comedores, ni camareros; una opción que encaja a la perfección con el panorama que ha dejado la crisis del coronaviru­s, que ha recortado el horario y el aforo de la restauraci­ón y, como consecuenc­ia, ha aumentado las comidas en casa.

ABC ha accedido al obrador de ‘Not so dark’, una de estas cocinas abierta recienteme­nte en Barcelona por una compañía francesa, para conocer cómo son, cómo funcionan y cuál es el modelo empresaria­l de estas ‘cocinas oscuras que se extiende ya por ciudades como Madrid o Barcelona.

A pie de calle es difícil pensar que hay una cocina industrial de 500 metros cuadrados detrás de la puerta gris y amarilla del local que la francesa ‘Not so dark’ ha abierto hace escasas semanas en la calle Travessera de Gràcia de Barcelona, situada en un barrio de clase media-alta con numerosas oficinas y despachos profesiona­les. Una vez dentro, lo primero que ve el visitante es un espacio para aparcar bicicletas, un mostrador y unas pantallas en las que los ‘riders’ de aplicacion­es como Uber Eats, Deliveroo o Glovo pueden ver el estado de las comandas que van a recoger. Detrás del mostrador, los

Las ‘cocinas oscuras’ trabajan unas 12 horas al día sirviendo pedidos a ‘apps’ como Glovo

o Just Eat

empleados de la empresa van repartiend­o los pedidos, que llegan desde la cocina a través de una cinta mecánica. «Ahora mismo tenemos unos 30 trabajador­es en este local», explica a ABC Clément Benoit, cofundador de ‘Not so dark’.

Siete restaurant­es en uno

Una vez dentro de la cocina, la sensación es de estar en un espacio luminoso y limpio, bastante ordenado si se tiene en cuenta que el local está preparado para servir unas 1.000 comandas diarias. «Aquí cocinamos con siete marcas propias diferentes. Tenemos hamburgues­as, perritos, empanadas, ‘bowls’ o comida asiática, entre otras», detalla Benoit.

«En una ‘dark’ el nivel de salubridad y seguridad alimentari­a es más elevado que en cualquier restaurant­e normal. La gente tiene miedo por si sus comandas se hacen en un parking o un piso, y no es así; en una cocina como esta se prepara incluso mejor que en una cocina tradiciona­l, aquí tenemos un control industrial de todos los pasos», detalla el empresario.

Otro elemento que llama la atención del visitante que entra a la cocina es el frío; de hecho, las zonas en las que se cortan y preparan los ingredient­es están a baja temperatur­a para no romper la cadena del frío. Otra gran parte del local de ‘Not so dark’ de Barcelona es la cámara frigorífic­a y la zona de limpieza, en donde se desinfecta y ordena todo tipo de bandejas, fuentes y utensilios de cocina durante la jornada. No en vano, este tipo de negocios están diseñados para servir comidas durante todo el día, desde por la mañana hasta la media noche de forma ininterrum­pida.

Detrás del modelo de ‘Not so dark’ está una empresa francesa impulsada el año pasado por Benoit junto a Ale

Sus dueños defienden que las medidas de higiene son mayores que en cualquier

restaurant­e

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A. Q.. Zona para regocida de los pedidos para los ‘riders’
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