ABC (Andalucía)

Huellas andaluzas del Nazareno

Numerosas reliquias constatan la fuerte religiosid­ad andaluza como dejaron en la literatura sus autores universale­s

- JAVIER LÓPEZ

Hace cinco años el entonces obispo de Guadix, Ginés Ramón García Beltrán, aclaró que, a pesar de los intentos del laicismo elitista por descristia­nizar la región, Andalucía es tierra de María Santísima. También lo es de santos, nativos o foráneos, cuyas reliquias permanecen en ella. Y de escritores, nativos o foráneos, cuya obra está pespuntead­a por la religiosid­ad.

Si Dios está entre los pucheros es natural que transite también por la literatura, donde obra el milagro de que escritores con gotas de sangre jacobina, como el autor de Campos de Castilla, construyan monumentos líricos como La Saeta, un poema que despoja de adjetivos para que Cristo brille sin ornamentos. Lo que convierte a la obra es una reliquia inmaterial de Andalucía.

Las reliquias se relacionan. Es lógico emparentar la primera estrofa de La Saeta (Oh, la saeta, el cantar/ al Cristo de los Gitanos/, siempre con sangre en las manos/ siempre por desenclava­r) con la huella de Dios en la madera donde fue crucificad­o Jesús, que según la tradición fue encontrada en la tumba de Constantin­o y está cobijada en un relicario en la Catedral de Sevilla, ciudad en la que dos cofradías incluyen en sus cortejos la Santa Espina (Valle) y el Lignum Crucis (Vera-Cruz).

A tres centenares largos de kilómetros, en Jaén, la reliquia que timonea la fe es el pañuelo con que la Verónica enjugó la faz de Cristo en su camino hacia El Calvario. La tradición considera el Santo Rostro, cobijado en la Catedral, es un pliegue del paño donde quedó impresa la imagen del hijo de Dios, ese Dios que fue para Cernuda sed, amor perdido, casa rota, vida trabajada, «y la casa y la vida de tantos hombres como yo a la deriva/ en el naufragio de un país».

«Y un poco más adelante▶/ Mira las tristes piedras que llevamos/ ya sobre nuestros hombros para enterrar tus dones▶/ la hermosura, la verdad, la justicia, cuyo afán imposible/ tú solo eras capaz de infundir en nosotros», asegura Cernuda en su poema Las nubes, que remite, cuando hay fe, a la hermosura, verdad y justicia que desprende la faz de Cristo en el paño de Jaén.

En la misma provincia se encuentran

–Hoy la mentira tiene un valor moral en política. Una sociedad que la acepta, ¿está condenada?

–Creo que en la sociedad hay un cierto deterioro en valores. Esto es evidente. No hay más que asomarse a los medios de comunicaci­ón. Ver blogs que son verdaderas cloacas, donde se dicen mentiras y se ofende impunement­e. Lo que esto me dice como obispo es que tengo que evangeliza­r en esta sociedad que presumía de que era una sociedad de cristianda­d. Resulta que ha dejado de ser, de vivir y de pensar en cristiano. ¿Qué tenemos que hacer ahora? Lamentarno­s, no. Tenemos que recuperar lo perdido, metiendo el Evangelio en el sentir y en el vivir de la sociedad.

–¿La desestruct­uración de la familia dificulta esta labor?

–Claro. La familia, básica para la sociedad, es una de las institucio­nes que más ha sufrido el deterioro en estos últimos tiempos.

–En la actualidad se aplaude políticame­nte el aborto y la eutanasia, ¿supone esto un retorno del concepto viva la muerte?

–En un pregón de Semana Santa al que he asistido, el pregonero daba un sí a la vida con tan especial fuerza y convicción que concitó el aplauso general

√ Discrimina­ción

Hay determinad­os aspectos en los que Jaén no ha sido tratada del todo igual que otras provincias

–El mejor balance que me voy a llevar es que, aunque no llevo mucho tiempo, me siento muy bien aquí, muy de aquí. Me siento un jiennense, un jaenero más.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain