El atacante
Noah Green, de 25 años, estrelló el viernes un coche contra una de las barreras que protegen el Capitolio. Fue abatido cuando intentó atacar a varios agentes con un cuchillo. nes le conocían le describen como un tipo normal, el típico deportista de instituto y de universidad, con cierta popularidad, reservado y sin inclinaciones a la violencia.
Nació en el estado de West Virginia, pero su familia se mudó pronto a la vecina Virginia, donde pasó buena parte del resto de su vida. Fue el mejor jugador del equipo de fútbol americano de su instituto y después siguió con esta práctica en la Christopher Newport University, donde se graduó en 2019 con un título en finanzas.
Su entorno observó cambios profundos y preocupantes en él, sobre todo por los mensajes que compartía en redes sociales. En su cuenta de Facebook, que fue eliminada tras el ataque, mostró tendencias paranoicas. Aseguró que sus compañeros de piso le habían drogado, que sentía síndrome de abstinencia, paranoia y depresión. También aseguró que experimentaba «tendencias suicidas».
Deterioro galopante
Green decidió mudarse de forma abrupta a Indianápolis hace unos meses. Uno de sus hermanos, Brendan, aseguró a ‘The Washington Post’ que le dijo que sufría «alucinaciones, palpitaciones del corazón, dolores de cabeza y pensamientos suicidas» y que las drogas le habían dicho que se trasladara a la ciudad de Indianápolis. El medio local ‘IndyStar’ encontró una petición de cambio de nombre registrada por alguien llamado Noah Green y que solicitaba que fuera Noah Zaeem Muhammad, pero no se concedió porque el solicitante no se presentó a la vista.
Brendan acudió a visitar a su hermano a Indiana cuando este le dijo que había gente que trataba de entrar en su apartamento. Green acabó por trasladarse a África, a Botswana. Después de poco tiempo allí, hace solo unas semanas, pidió a su hermano si podía estar con él en Virginia porque estaba «en muy mala situación».
El hermano aseguró que la familia estaba preocupada por el estado mental y el posible uso de drogas de Green. En los últimos tiempos, sus alusiones a la Nación del Islam y a Farrakhan y Elijah Muhammad –antiguo líder de la organización– fueron más frecuentes. «Alá me ha elegido para otras cosas», decía en un mensaje en Facebook.
El jefe de la Policía de Washington, Robert Contee, aseguró que el ataque «no parece tener vínculos con terrorismo». Sin embargo, ha vuelto a cuestionar cuál debe ser el dispositivo de seguridad del Capitolio. El ataque ocurrió en medio de varias investigaciones en las dos Cámaras del Congreso para determinar qué falló el 6 de enero para que el edificio fuera tomado por miles de personas.