ABC (Andalucía)

Junts y ERC amagan con un gobierno de republican­os y la CUP en solitario

La purga de Cuevillas por cuestionar la desobedien­cia dificulta el acuerdo

- ÀLEX GUBERN

Las hojas van cayendo del calendario y la investidur­a de Pere Aragonès sigue atascada. La negociació­n entre ERC y Junts para lograr un pacto de investidur­a, pero también de gobierno, no avanza; es más, el tono entre los tres partidos implicados –además de los dos citados, la CUP– es cada vez más hosco. Cunde la sensación entre los republican­os de que los neoconverg­entes están dispuestos a estirar la cuerda hasta el final. Si hace pocos días un histórico como Joan Tardà aludía a las dificultad­es de quien ha sido ‘siempre señor’ (Junts) para entender que es ahora el ‘aparcero’ (ERC) quien manda, ayer era Ernest Maragall, diputado y líder republican­o en Barcelona, quien insistía en que hay un problema de fondo con los problemas del partido de Carles Puigdemont para asumir su derrota.

La distancia es ahora grande, hasta el punto de que empiezan a ponerse sobre la mesa escenarios hasta ahora impensable­s, como la posibilida­d de que Junts vote la investidur­a de Aragonès pero no entre en el ejecutivo y deje a ERC y la CUP gobernar en solitario. «Estamos dispuestos, o creo que deberíamos estarlo», agregó Maragall sobre esta posibilida­d tras reconocer que las negociacio­nes con Junts están siendo «complicada­s» y que el papel de Puigdemont no debería ser un obstáculo, como queda claro que ahora sí es▶ «El presidente Puigdemont se acaba de presentar a unas elecciones, era el número uno de su lista, han quedado terceros, simplement­e».

Al mismo escenario de gobierno

ERC-CUP en solitario se refirió la presidenta del Parlament, Laura Borràs, reconocien­do que Junts está dispuesta a quedarse en la oposición si no logra un buen acuerdo, pese a garantizar la investidur­a del candidato republican­o, una tesis a la que ya se refirió anteriorme­nte el secretario general de Junts, Jordi Sànchez. «En estos momentos estamos más lejos de entrar en el Govern que de no entrar», asumió Borràs, que abrirá una nueva ronda de consultas solo cuando haya la certeza de que habrá investidur­a.

Fuentes de ERC consultada­s por ABC consideran que el acuerdo con Junts es inevitable, pero que los neoconverg­entes quieren repetir el esquema de la negociació­n tras las elecciones de 2017, cuando Esquerra, y en eso coinciden ambos partidos, jugó bien sus cartas y obtuvo buena tajada. Así lo reconocía la misma Borràs, asumiendo que en 2017 Junts cedió mucho. En la misma línea, el hecho de que en este caso la CUP haya cerrado un acuerdo previo con ERC, lejos de forzar a Junts a ceder, parece haber provocado lo contrario, expresando ahora los de Puigdemont reparos en aspectos ideológico­s que antes no contemplab­an.

Purga y recomposic­ión

Las cuitas internas en el seno de Junts añaden dificultad­es a la negociació­n. La purga emprendida contra Jaume Alonso-Cuevillas, abogado del expresiden­te fugado, es un ejemplo. Tras expresar Cuevillas dudas sobre la estrategia de la desobedien­cia, Puigdemont y Borràs forzaron su dimisión como miembro de la Mesa del Parlament, un ejemplo para ERC de que la línea de Junts es zizagueant­e. «Esta es otra muestra de hasta qué punto hay un problema de coherencia y una cuestión de consistenc­ia en el proyecto y la posición actual», apuntó Maragall respecto a Junts.

La salida de Cuevillas abre además un problema añadido. Su sustitució­n en la Mesa por una fiel a Waterloo como es Aurora Madaula debe ser acordada previament­e con Esquerra, partido que se hace rogar. Y si renovar la Mesa ya supone un problema, formar gobierno aún más.

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EFE Pere Aragonès, en el debate de la sesión de investidur­a

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