Vox, al desván del Parlament por un pacto entre partidos
dependencias de la Cámara y que no se utilizaban desde hacía varias legislaturas. Con Vox fuera del mapa, el resto de partidos se han repartido las zonas «nobles» –situadas en la planta principal–, que serán ocupadas por las dos formaciones ganadoras del 14F, el PSC y ERC, en sustitución de sus anteriores inquilinos, Ciudadanos y Junts. El resto de partidos se han situado en distintas zonas de la planta inferior, que estará ocupada por Junts, los comunes, el PP, la CUP y Ciudadanos.
Falta de espacio
Fuentes parlamentarias consultadas por ABC señalaron que existe una cierta voluntad de marginar a Vox por parte de algunas formaciones, aunque también añaden que la nueva disposición de los espacios corresponde también a la necesidad de buscar acomodo a un nuevo grupo, el octavo en llegar a un Parlament cada vez más fragmentado. «Estar apartados tampoco va mal, estás más tranquilo y no pueden ver con quien te reúnes», agregan estas mismas fuentes.
Con todo, la zona del desván no era un espacio abandonado del Parlament, solo que hasta ahora se usaba para otras funciones ajenas a los grupos parlamentarios. Preguntados por ese desplante, en Vox agregan que el tamaño de sus despachos tampoco se corresponde al peso en el Parlament, de hecho, afirman que, según sus cálculos, su espacio (101 metros cuadrados) es menor que el de la CUP (160), que tiene nueve escaños frente a los once que tienen ellos. Pese a este intento de minusvalorar a Vox, desde el partido que lidera Ignacio Garriga aseguran que no tiene intención de cambiar ni sus formas ni el fondo ideológico que les llevó al Parlament. Así lo indican a ABC fuentes del partido al ser cuestionadas por el cordón sanitario que propugnan los independentistas, los comunes
Tono cordial Vox reconoce el trato exquisito de los funcionarios y el tono cordial con
los diputados, excepto de la CUP
y el PSC. «Nos mantendremos firmes. Ni nos iremos de los plenos ni dejaremos de protestar por lo que consideramos un insulto a nuestros votantes», señalan.
«Nos giran la cara»
Desde el grupo del partido de Santiago Abascal añaden que el trato de los funcionarios de la Cámara autonómica catalana es exquisito con sus once diputados. Un trato estrictamente profesional, eso sí. Las mismas fuentes consultadas reconocen que el trato entre los diputados catalanes es cordial, siendo los nueve de la CUP con los únicos que ni tan siquiera se saludan por los pasillos. «Nos giran la cara y hacen ver que no nos ven», explican en Vox.
Sin embargo, tanto Laura Borràs (Junts) como Anna Caula (ERC), presidenta y vicepresidenta primera del Parlament, mantienen, pese a las diferencias ideológicas, una relación más que aceptable, sobre todo teniendo en cuenta que en los plenos Borràs lidera el cordón sanitario contra Vox. «Caula nos dijo que estaba para lo que necesitásemos y fue muy amable», relatan desde el partido de Abascal.
Independientemente del trato personal entre diputados, los partidos anteriormente citados han celebrado varias reuniones en las últimas semanas de la que ha surgido un ‘decálogo’ con consignas para apartar a los de Abascal. Entre las diez medidas que contempla el acuerdo de independentistas, socialistas y comunes está usar sus intervenciones para desmentir los argumentos de Vox, «impedir la presencia de la extrema derecha de la Mesa», no invitar a Vox en los encuentros con entidades o no suscribir ninguna iniciativa parlamentaria con Vox y evitar que las suyas prosperen. El decálogo también propone reafirmar el calendario de conmemoraciones del Parlament para garantizar la celebración de actos anuales como el de recuerdo de las víctimas del Holocausto y rechazar «formal y unánimemente» cualquier manifestación machista contra las diputadas.