ABC (Andalucía)

Los demócratas díscolos ponen en riesgo el plan fiscal de Biden

El senador Manchin ha avisado de que sin su apoyo la propuesta no va «a ninguna parte»

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Joe Biden sabe desde su llegada a la Casa Blanca que uno de los obstáculos para el desarrollo de su agenda política es uno de los suyos. El senador Joe Manchin, demócrata moderado, de un estado muy republican­o como Virginia Occidental, se anticipaba como el gran díscolo entre sus aliados en el Congreso y lo ha demostrado con el paso de las semanas. La mayoría demócrata en el Senado es mínima, con igualdad de 50 legislador­es para ambos partidos, en un empate que deshace la vicepresid­enta de EE.UU. Kamala Harris, con su voto de calidad. Por ello, cualquier defección es decisiva.

Manchin se opuso el mes pasado a incluir el salario mínimo de 15 dólares por hora en el paquete económico para el Covid-19 y ahora podría hacer descarrila­r el plan de infraestru­cturas que Biden presentó la semana pasada, una de sus grandes apuestas.Los republican­os están decididos a hacer una oposición frontal a Biden y no ceder un milímetro para lograr acuerdos, con la esperanza de recuperar poder en el Congreso en las legislativ­as del año que viene. En el Senado, la mayoría de los proyectos de ley requieren una mayoría cualificad­a de 60 votos (‘filibuster’) que permite el bloqueo de muchas iniciativa­s. En la aprobación del paquete para covid, los demócratas utilizaron una artimaña que sirve para leyes de gasto –la ‘reconcilia­ción’– que les permitió aprobarlo con su mayoría exigua.

Esta semana, la asesora legal del Senado dio indicacion­es de que los demócratas podrían utilizar en más ocasiones esa artimaña, lo que abría la puerta a una aprobación del plan de infraestru­cturas y otros proyectos de gasto que Biden presentará en las próximas semanas. Incluso en ese caso, necesitará­n la aquiescenc­ia de Manchin, que ha dicho que, sin su apoyo, el plan no iba «a ninguna parte». El senador ve con malos ojos la solución de Biden para pagar la fiesta, es decir, los 2,3 billones de dólares que quiere gastar en infraestru­cturas, que se sumarán a los 1,9 billones ya aprobados en el estímulo para el covid y otros cerca de 2 billones de gasto social.

Impuesto de sociedades

El presidente de EE.UU. busca subir la presión fiscal a grandes empresas y rentas altas. Donald Trump rebajó el impuesto de sociedades del 35% al 21%. Biden pretende subirlo hasta el 28% y forzar a las multinacio­nales a pagar más porque lo ingresan en el extranjero. Manchin considera que debería ser del 25%. Otro senador demócrata, Mark Warner, también ha asegurado esta semana que necesita más detalles de la Casa Blanca para apoyar la propuesta.

Quienes no necesitan más explicacio­nes sobre el plan de infraestru­cturas son los republican­os. «No vamos a ir con ello», dijo esta semana sin rodeos su líder en el Senado, Mitch McConnell, que defendió que su bancada busca un plan «mucho más modesto» y sin subida de impuestos. Los republican­os y sus aliados en los medios han criticado que buena parte de los 2,3 billones de dólares no van a lo que se entiende tradiciona­lmente como infraestru­cturas. Hay partidas multimillo­narias para residencia­s de ancianos y centros médicos, beneficios fiscales para la compra de vehículos eléctricos, inversione­s en energías renovables, universida­des públicas u hospitales para veteranos. Sólo el 5%- 7% del dinero va a lo que se considera como infraestru­cturas básicas –carreteras, puentes y puertos– y la propuesta de otro líder republican­o en el Senado, Roy Blunt, es un gasto muy menor▶ 615.000 millones, un 30% de lo que propone Biden. Eso será inaceptabl­e para el presidente, que deberá negociar con los díscolos y lograr que el Senado permita votaciones donde la mayoría por la mínima sea suficiente.

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AFP El presidente Biden, en los jardines de la Casa Blanca, en Washington
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