SE ACABA EL ESTADO DE ALARMA, EMPIEZA LA ALARMA DEL ESTADO
Los empresarios temen el 9-M más que a un nublado. Sin un régimen excepcional por la crisis sanitaria no hay blindajes corporativos que valgan en un mercado global y abierto. Y Sánchez, a lo suyo▶ a colocar gente, que al fondo hay sitio
ni Iván Redondo– les explique a los empresarios que entre el cáncer del Consejo de la Competitividad y la ‘espantá’ actual –que hasta han hecho bueno a Rafael Gómez ‘El Gallo’–, hay zonas de vida inteligente. También les vendría bien repasar las leyes del movimiento de Newton: un objeto en reposo permanece en reposo y un objeto en movimiento permanece en movimiento. Y así continuarán eternamente a menos que intervenga sobre ellos una fuerza externa y no balanceada. He ahí el asunto▶ que no hay fuerzas y que no hay equilibrios.
Bueno, qué digo, externos sí sobran. Y como muestra el ‘superbotón’ del Gobierno con más asesores de la historia de España, en un momento en el que no tenemos ni para pagar a aquellos que prometieron que no se dejarían atrás jamás de los jamases. Y es que la nueva política, esa que está permanentemente atrincherada en una campaña electoral, ha convertido al sector de asesores en auténticas estrellas pop. Pocos, los que reconocemos con nombres y apellidos. Pero un auténtico mogollón de personas, aparentemente sin nombre, por el que se pierden millones y millones de euros que van a parar a no se sabe bien qué fin. Y cada vez son más. A saber, según las últimas cifras conocidas▶ 1.212 asesores contratados a dedo frente a los 860 nombrados por el PP con los que se encontró Sánchez al llegar al poder en 2018 o los 950 que estimó en su primer presupuesto para 2019. Rocambolesco. Más si cabe a tenor de los resultados. Su coste estimado alcanza un nuevo récord▶ de 65,4 millones de euros tirados a la basura.
Luego está el papel de las empresas estratégicas y el escudo que Moncloa estableció hace un año. Y no para protegerlas a ellas, sino a ellos mismos. ¿Qué va a pasar tras el 9 de mayo? ¿Van a contar Sánchez y su séquito de empresarios muditos –con todo el respeto del mundo– a la canciller, Angela Merkel, o al presidente francés, Emmanuel Macron, que aten a sus ‘rottweilers’ corporativos pero que aflojen los fondos? El escudo se ha ido por el mismo camino que el eslogan «hemos salido más fuertes» y esta vez más les vale a los muditos –con perdón de nuevo– que preparen un buen argumentario con los porqué quieren ser tratados como estratégicos y dejen de perder el tiempo soñando con servir cántaros de leche a cuenta de los fondos Next Generation. Que a lo mejor se llaman de tal guisa porque va a ser otra generación la que los vea.
No sé por qué me da que a los países nórdicos, no digamos ya a Merkel, no les va a convencer eso de que una empresa estratégica es, por ejemplo, un desahogado que compra un negocio de placas solares o de fundas de teléfonos 5G aprovechando que los fondos de ayuda pasan por las renovables y la digitalización.
Lo dicho, «¡Había una vez un circo!...» Se pone interesante el terreno económico-empresarial, con estrategas del ron con coca-cola arreglando España en un filandón. Estoy plena de alegría y de emoción.