Gibraltar: entre tirar la verja y las obras de reforma de la aduana
Desplegar agentes españoles en el puerto y el aeropuerto, escollo para el acuerdo
España y Reino Unido alcanzaron un preacuerdo sobre Gibraltar tras el Brexit el 31 de diciembre que debe convertirse ahora en un tratado vinculante entre Reino Unido y la Unión Europea para crear una zona de prosperidad compartida a ambos lados de la Verja, lo que supondría que el Peñón quedaría dentro del espacio Schenguen. El plazo para lograrlo expira en julio.
Gibraltar no forma parte de la UE desde el 1 de enero pero, por ahora, pocas cosas han cambiado en la colonia británica gracias al periodo de transición de seis meses que permite dicho preacuerdo. Los gibraltareños, que rechazaron con un abrumador 96% abandonar la UE en el referéndum de 2016, viven con absoluta normalidad los primeros meses del post Brexit, aunque muy pendientes de las negociaciones que decidirán su futuro.
Lo tienen claro, son gibraltareños y una gran parte aspira a su autodeterminación, aunque también defienden su pasaporte británico y bajo ningún concepto quieren ser españoles. No quieren ni oír hablar de cosoberanía.
Gibraltar, con poco más de 33.000 habitantes, es la tercera renta per cápita del mundo. No hay paro y el nivel de vida es muy alto. En el Peñón trabajan más de 14.000 transfronterizos de los que más de 9.000 son españoles. Al otro lado de la Aduana está La Línea de la Concepción, uno de los ocho municipios del Campo de Gibraltar y el más afectado por la servidumbre de Gibraltar. Sería además el más perjudicado en caso de un ‘divorcio’ a las bravas. Los índices de paro a este lado de la Verja son de los más altos del país, a lo que hay que añadir las lacras del narcotráfico y el contrabando.
El Gobierno de España aspira a que el nuevo escenario que abre el Brexit propicie crear una zona de prosperidad compartida a ambos lados de la Verja. «Con este principio de acuerdo se derriba la Verja con España como responsable del control de Schengen», aseguró en Nochevieja la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, un anuncio con el que Gibraltar y el Campo de Gibraltar respiraban algo más tranquilos.
El objetivo es que la actual aduana sea sustituida por controles Schengen en el puerto y el aeropuerto de Gibraltar. Sin embargo, el principal escollo está en quién asumirá esos controles. En principio, durante el periodo de implementación del tratado, que durará cuatro años, serían agentes de Frontex. En Gibraltar rechazan que puedan ser miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de España.
Sin embargo, no todo está dicho. La mejor muestra de que el acuerdo sigue sin estar cerrado es que el Gobierno de España continúa con las obras de reforma de la aduana de La Línea que se iniciaron hace sólo unos meses y que costarán 5,4 millones de euros.