Abascal pisa la calle y mete a Vox en campaña
Crece el optimismo tras el trasvase de votos a favor del PP▶ «Vamos un poco mejor»
Hace una semana, Vox estaba desaparecido de la campaña electoral de la Comunidad de Madrid. El partido de Santiago Abascal, por primera vez desde que en abril de 2019 entró con 24 diputados en el Congreso, se encontraba estancado en las encuestas y perdiendo el apoyo de una parte de sus votantes. Atrapado en la red tejida por Isabel Díaz Ayuso, que reúne en torno a su candidatura a una gran parte del voto de centro derecha, Vox se había quedado sin espacio. Así lo reconoció Abascal en una entrevista en la Cope▶ «Las encuestas no están dando los resultados que esperábamos».
En el cuartel general de Vox se había tomado la decisión de quedarse en un segundo plano, ante la evidencia de lo que marcaba la temperatura de la calle. «Voluntariamente hemos querido dejar hacer a los demás», comentaba la candidata Rocío Monasterio en una conversación informal con periodistas. «Quedarnos en un segundo plano, ver qué hacían los demás, para ahora entrar nosotros», insistía.
La realidad imponía a Vox un cambio de estrategia. Díaz Ayuso hace sombra a Monasterio, muy desdibujada ante la potencia del discurso de la candidata popular, con la que mantiene una buena relación, y cuyo mensaje contra Sánchez ha calado en el electorado de Vox. Además, el PP está cada vez más fuerte en la capital y en muchas zonas de la Comunidad.
¿Qué le quedaba a Vox? Sacar su mejor baza▶ Abascal para acompañar a Monasterio como el mejor reclamo para garantizar el atractivo de sus actos electorales, y trasladar su campaña a los barrios de la capital, en teoría más desfavorecidos, pero en los que Vox está creciendo y penetrando poco a poco.
Violencia radical
Esta fórmula ha obtenido excelentes resultados en su primera semana, en parte también gracias a los grupos de radicales violentos de izquierda que han saboteado el primer gran acto de precampaña, celebrado en Vallecas, bajo una lluvia de piedras, adoquines y agresiones. Estos ataques han puesto el foco en Vox y han terminado por meterlo en campaña.
Pero el atractivo de Vox siempre es Santiago Abascal. Solo con pisar la calle, participar en mítines y hacer declaraciones, ha vuelto a situar a su formación política en posición de conservar parte de su apoyo y poder frenar el trasvase al PP. Así, al menos, lo sostenía el propio líder de Vox en conversación informal con ABC, tras el primer acto celebrado el viernes en la capital, en el distrito de La Latina▶ «Vamos un poco mejor».
El factor determinante ha sido que el propio Abascal se ha puesto al frente de la campaña de Monasterio, no solo en el diseño del mensaje sino en la presencia física junto a la candidata. En esta primera semana han aparecido juntos en todos los mítines, excepto en el del viernes por la mañana en el barrio de La Latina de Madrid. Otros «compromisos ya cerrados» impidieron a Monasterio estar en el primer acto de Vox en el centro de la capital. Hasta ahora, solo habían organizado mítines en la periferia de la ciudad.
Como comentaba Abascal a ABC, Vox «necesita campaña, calle» para intentar «sacar el máximo posible». Llenar las urnas de cuantos más votos mejor para así garantizar «que la izquierda no entre en Madrid». Llegar al cinco por ciento de votos podría permitirle a Díaz Ayuso alcanzar la mayoría absoluta. En la formación de Abascal lo dan por hecho. El objetivo es no perder ninguno de los 12 parlamentarios con que ahora cuentan en la Asamblea de Madrid, y que cualquier pérdida significativa de votos pueda tener un efecto rebote en el resto de España.
Ayuso, respetada
El objetivo a batir no es Díaz Ayuso, como así se ha puesto de manifiesto en la primera semana de precampaña. Cualquier ataque desmesurado sería contraproducente, la candidata popular es respetada y valorada por la cúpula de Vox. Pero quien no se ha escapado a las críticas es Pablo Casado.
Tampoco será el líder del PP la pieza a cobrar, pero le lanzan un aviso a navegantes▶ «Le daremos o no al PP dependiendo de la magnitud del error», subraya Abascal a este periódico. Y el líder de Vox encontró este error en el tuit con el que Casado rechazó la violencia contra Vox y se refirió a que no quería una «España a garrotazos». Vox se ofendió porque los asimilaba a los violentos y rechazó el apoyo «¡Que rectifique!», le pide.