ABC (Andalucía)

Una segunda humillació­n para la diplomacia europea

Tras la encerrona de Moscú a Borrell, el episodio del sofá muestra su debilidad

- E. SERBETO

Después de la humillació­n de la que fue víctima en Moscú el Alto Representa­nte para la Política Exterior europea, Josep Borrell, el episodio del sofá en Ankara es la segunda situación incómoda grave a la que debe hacer frente la política exterior europea en unos meses. La política de reforzar la proyección exterior de la UE ha chocado con la realidad en dos episodios muy evidentes y ambos relacionad­os con sus vecinos más importante­s, Rusia y Turquía.

La decisión por un lado de promover la democracia y los derechos humanos en el mundo como seña de identidad, pero seguir siendo, por otro, una entidad política muy frágil porque depende de la unidad interna y carece de medios para imponer sus intereses con rotundidad –no cuenta con presencia militar propia ni puede usar la de sus países miembros–, la hace muy vulnerable.

Algunos analistas hablan también de cierta ingenuidad del Alto Representa­nte Borrell ante la realidad de tener que negociar con gobiernos que carecen de principios democrátic­os. No fue tan visible, pero a fines del año pasado Borrell ya cometió un error al intentar pactar con el dictador venezolano el aplazamien­to de las elecciones legislativ­as que luego la UE tuvo que declarar como inválidas, de manera que la posición de la diplomacia europea quedó muy dañada ante la oposición democrátic­a venezolana. Borrell trataba de evitar la ruptura, pero al final fue la dictadura chavista la que decidió expulsar a la embajadora europea en Caracas.

Es cierto que para Borrell es muy difícil compaginar los intereses de Alemania, que ha decidido hacer de Rusia un proveedor energético a largo plazo, con los de Polonia y otros países de la antigua órbita soviética que quisieran volver a construir el muro en la frontera con Rusia. Pero que al representa­nte europeo le sometieran a semejante encerrona en la rueda de prensa en la que el ministro ruso Serguéi Lavrov lo humilló a placer, hubiera debido servir de lección para el Servicio Europeo de Acción Exterior, cosa que no parece haber sucedido.

Centrar la discusión

El caso de Ankara es diferente porque implica a dos institucio­nes, el Consejo y la Comisión Europea, a sus dos presidente­s y a la concepción que puede tener cada cual sobre su lugar en el escalafón. Ha habido voces que han sugerido que el presidente del Consejo, Charles Michel, pudo haber resuelto la situación ofreciendo su asiento a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Layen, cuando esta manifestó tan claramente su disgusto porque la sentaban en un sofá ladeado y más alejada de sus interlocut­ores. Sin embargo, uno y otra tenían que valorar los efectos que una reacción airada hubiera podido tener en ese momento.

Hasta la propia presidenta de la Comisión ha hecho saber que por incómoda que fuera para ella la situación «preferí centrarme en el contenido de esa entrevista antes que en el formato», que es una forma elegante de decir que lo que no querían hacer en ningún caso era irritar a Erdogan, del que esperan decisiones favorables en muchos aspectos que dependen de él y que son vitales para la UE.

 ?? AFP ?? Erdogan y el presidente francés Emmanuel Macron se dan la espalda en una reunión en Bruselas
AFP Erdogan y el presidente francés Emmanuel Macron se dan la espalda en una reunión en Bruselas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain