ABC (Andalucía)

Un ciberataqu­e paraliza la central clave del programa atómico iraní

Medios israelíes apuntan al Mossad como autor del sabotaje a la planta de Natanz

- MIKEL AYESTARAN CORRESPONS­AL EN JERUSALÉN

Los medios israelíes atribuyero­n al Mossad el ciberataqu­e que causó ayer el apagón en la central nuclear de Natanz, epicentro del programa atómico de Irán. La supuesta operación de los servicios israelíes coincide con la visita a Tel Aviv del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, y se produce 24 horas después de que la república islámica pusiera en marcha en esta planta centrifuga­doras de última generación para enriquecer uranio a mayor velocidad.

En un primer momento Teherán informó de un «accidente», pero con el paso de las horas confirmó el «sabotaje» y el director de la Organizaci­ón de la Energía Atómica iraní, Ali Akbar Salehi, denunció un «acto de terrorismo nuclear» en un lugar que ya fue también atacado el verano pasado. Este ciberataqu­e complica la estrategia negociador­a del presidente Hasán Rohani, que desde hace una semana mantiene un diálogo indirecto con Washington para intentar recuperar el acuerdo nuclear, y da argumentos a los sectores más radicales del país, que piden frenar la negociació­n.

Israel no suele confirmar ni desmentir sus operacione­s en Irán, pero en esta ocasión la prensa nacional informó desde los primeros instantes de forma unánime de que lo sucedido en Natanz era un ciberataqu­e y no un simple problema eléctrico. Desde la cadena nacional Kan, que comparó esta operación con los ataques Stuxnet de hace una década, hasta el Canal 12 o diarios como ‘The Jerusalem Post’ o ‘The Times of Israel’ apuntaron directamen­te a la implicació­n del Mossad. El ataque informátic­o Stuxnet, operación conjunta entre Estados Unidos e Israel, logró destruir más de mil centrifuga­doras.

«Seguiremos actuando»

En medio de las acusacione­s lanzadas por la república islámica, el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Aviv Kohavi, destacó que «las operacione­s militares israelíes en Oriente Próximo no están ocultas a los ojos de los enemigos (...). Gracias a estas complejas y sofisticad­as operacione­s, el año pasado ha sido uno de los años más seguros conocidos por los ciudadanos del Estado de Israel. Seguiremos actuando con potencia y discreción».

La que hasta ahora era una especie de guerra oculta entre iraníes e israelíes lo es cada vez menos. En apenas una semana es la segunda vez que los iraníes acusan a su enemigo de un ataque, tras la explosión sufrida por el barco Saviz en el mar Rojo. Esta era una ‘embarcació­n de carga’ para los primeros, mientras que fuentes estadounid­enses lo describier­on como un navío espía de la Guardia Revolucion­aria.

En el caso de Natanz se repitió la situación del pasado verano, cuando tras informar primeramen­te de un «accidente», la república islámica terminó denunciand­o un «acto de terrorismo». Salehi admitió que «la sala de ensamblaje de centrifuga­doras fue volada por el enemigo hace unos meses, pero no nos hemos parado y hemos montado una sala provisiona­l que sustituye a la que perdimos». El apagón causado esta vez por el ataque informátic­o «no ha provocado ni víctimas ni escape alguno de material radioactiv­o», apuntó el portavoz de la agencia nuclear iraní, Behruz Kamalvandi.

El sabotaje es doble, ya que además de ralentizar el programa nuclear iraní, los autores logran estrechar el cerco sobre un Rohani criticado por el sector ultraconse­rvador por su intento de volver al acuerdo nuclear. Desde hace una semana Irán y Estados Unidos mantienen reuniones indirectas en Viena con la mediación de la Unión Europea con el objetivo de restaurar el pacto que rompió Donald Trump.

Presión de Teherán

Torpedo al pacto nuclear

El incidente pone en riesgo los contactos entre Teherán y Washington para retomar el acuerdo de 2015

El texto de 2015 garantizab­a la limitación del enriquecim­iento de uranio por parte de la república islámica, pero tras la decisión de Trump los iraníes han ido dando pasos que les alejan del texto inicial como medida de presión. Ahora vuelven a sentarse para tratar de que los iraníes den marcha atrás y los estadounid­enses levanten los castigos, el problema radica en que ninguno quiere dar el primer paso.

Israel es uno de los países que más firmemente se oponen a la negociació­n y apuesta por mantener la política de presión máxima y de sanciones de la era Trump.

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