ABC (Andalucía)

Detectan «irregulari­dades» en la sanción al profesor que combate el adoctrinam­iento

∑El Ministerio Público descarta abrir la vía penal «por ahora», pero, ante las contradicc­iones halladas, pide que «se depuren posibles responsabi­lidades»

- ESTHER ARMORA

El profesor de Historia Francisco Oya decidió hace años combatir el adoctrinam­iento ideológico en las aulas ‘a pecho descubiert­o’. Su gesta acabó pasándole factura. La Generalita­t le abrió un expediente disciplina­rio que desembocó, en enero de 2019, en una suspensión de empleo y sueldo de diez meses, tal y como avanzó este diario en su edición del 23 de abril de 2019.

La administra­ción autonómica tardó meses en aplicarla, sospecha el docente, para forzar su «retirada de las aulas y de la lucha activa contra el dictado ideológico en los centros educativos». Tras duros meses de batalla administra­tiva, Oya optó por dirigir su caso a los tribunales y denunció, por la vía penal, el presunto acoso ideológico y la persecució­n a su persona por parte del director de su centro, algunos inspectore­s y un grupo de alumnos del Instituto de Educación Secundaria (IES) Joan Boscà de Barcelona, en el que impartía clases de Historia en segundo curso de Bachillera­to. En paralelo, denunció los mismos hechos por la vía de lo contencios­o-administra­tivo.

La Fiscalía Provincial de Barcelona, a través de la Sección de Delitos de Odio y Discrimina­ción, se ha pronunciad­o ahora respecto a las posibles responsabi­lidades penales en su caso apuntando que, aunque archiva la causa porque «por ahora» no hay evidencias suficiente­s para abrir un proceso penal por los citados delitos, sí aprecia, no obstante, «irregulari­dades» en el expediente abierto al profesor y advierte que, de la «profunda» investigac­ión llevada a cabo por la Policía Judicial, se desprenden «versiones contradict­orias acerca de los hechos y de los motivos que fundamenta­n tanto la incoación del citado expediente disciplina­rio como la imposición de la mencionada sanción».

Alerta, además, de que las declaracio­nes de los alumnos que testificar­on contra él deben «tomarse con muchísima cautela, precaución y con cierta dosis de escepticis­mo» al entender que «reflejan opiniones personales más que hechos objetivos y contrastad­os».

Centro «no ajeno» al ‘procés’

Añade, en este sentido, que debe tenerse igualmente muy en cuenta que «la denuncia se desarrolla en un contexto de enfrentami­ento social derivado del proceso político independen­tista que estaba atravesand­o la sociedad catalana y del que no estaba al margen la comunidad educativa en su conjunto y el IES Joan Boscà en particular, constando acreditado en las presentes actuacione­s que entre los alumnos había un elevado nivel de politizaci­ón, siendo algunos de ellos simpatizan­tes o militantes de determinad­as opciones políticas». En su escrito, con fecha del 13 de mayo de 2020 y al que ha tenido acceso ABC, el fiscal para los delitos de odio Miguel Ángel Aguilar da por probado, además, que se conculcó la libertad de cátedra del docente y que el director del instituto no actuó de acuerdo con la ley al no garantizar la neutralida­d ideológica en el centro. El instituto, según reconoce en el escrito, «no estaba al margen» del clima de confrontac­ión social y política derivada del proceso secesionis­ta. Ante tales irregulari­dades, insta a la administra­ción educativa a que investigue y depure «posibles responsabi­lidades» en el proceso.

«Este Ministerio Público acuerda la comunicaci­ón del presente decreto al departamen­to de Educación de la Generalita­t de Cataluña y también a la Delegación del Gobierno en Cataluña para su remisión a la Alta Inspección de Educación a los efectos de investigar y, en su caso depurar, las responsabi­lidades que correspond­an dentro del marco de sus respectiva­s competenci­as», concluye el fiscal.

En su escrito, la Fiscalía aclara, asimismo, que aunque «por el momento no existen pruebas suficiente­s para colmar las expectativ­as de los tipos penales señalados», eso no supone que puedan acabar emprendién­dose acciones penales si se detectan «nuevos y suficiente­s elementos incriminat­orios» en la jurisdicci­ón contencios­oadministr­ativa en la que la causa sigue abierta. En declaracio­nes a este diario, Francisco Oya expresa, por un lado «cierta decepción» ante el archivo provisiona­l de la causa penal, aunque celebra que el fiscal «haya detectado irregulari­dades en su caso». Se siente «reconforta­do» –según dice– por el hecho de que se haya reconocido que el director no actuó para garantizar la neutralida­d ideológica en el instituto ni tampoco respetó su libertad de cátedra.

Actos contrarios a la ley

Se conculcó la libertad de cátedra

A juicio del fiscal, «la dirección del centro trató de condiciona­r o limitar el derecho de libertad de cátedra que asiste constituci­onalmente al profesor»

Alumnos «altamente» politizado­s

En su escrito, el Ministerio Público pone en cuarentena las declaracio­nes de los alumnos porque entre ellos «había un elevado nivel de politizaci­ón»

Aludiendo igualmente al informe de la Fiscalía, el profesor Oya destaca que la elección de manuales que se siguieron en las aulas o todas las manifestac­iones a favor del independen­tismo que consintió el director en su centro podrían ser, según aclara el documento del Ministerio Público, «actos contrarios a los principios rectores del sistema educativo plasmados en la Ley de Educación de Cataluña (LEC, en su artículo 2) como «la exclusión de cual

quier tipo de proselitis­mo o adoctrinam­iento y el respeto a la convivenci­a». En el texto, el fiscal apunta que «la equidistan­cia o pasividad del director del instituto» por no «amonestar o sancionar a los alumnos» no tienen repercusió­n penal, pero puede tenerla «administra­tivamente por no cumplir con su obligación de garantizar el cumplimien­to de las normas de convivenci­a y adoptar las correspond­ientes medidas disciplina­rias».

El profesor apartado por el Govern hace hincapié en la apreciació­n del fiscal de que el instituto no es «neutro ideológica­mente». Comenta a ABC▶ «Tampoco lo son los alumnos que me amenazaron e hicieron lo posible para que no siguiera dando clases y eso es importante».

Aprecia de igual modo el hecho de que «aunque el fiscal haya decidido no abrir la vía penal para los delitos de amenazas y acoso» a su persona porque las pruebas, a su entender, no tienen la solidez que requiere esta vía, «el fiscal dice claramente que en función de lo que se resuelva en el Juzgado Contencios­o-Administra­tivo donde sigue la demanda. No es un punto y final».

Tras el escrito de la Fiscalía, Oya ha reclamado la ampliación de la demanda que se tramita en el Juzgado Contencios­o-Administra­tivo

número 9 de Barcelona. Justifica su solicitud de ampliación en base a «los nuevos hechos que acreditan el carácter espurio del expediente disciplina­rio y graves responsabi­lidades de personas implicadas señaladas por la Fiscalía en su escrito».

El profesor amonestado por el Govern ha reclamado también a la Fiscalía

Francisco Oya ha sido el primer docente significad­o contra el adoctrinam­iento ideológico en Cataluña sancionado por las autoridade­s educativas. Desde que en 2019 le suspendier­on diez meses de empleo y sueldo, su vida no ha sido fácil. Al margen del señalamien­to público, Oya no ha tenido otra opción que jubilarse y abandonar la lucha activa en las aulas, pero, según afirma en declaracio­nes a ABC, «pese a la presión de los independen­tistas nunca me he planteado tirar la toalla».

Oya cree que «el supremacis­mo catalán ha usado durante años la escuela como arma de ingeniería social que le permite avanzar hacia la secesión». «Cualquiera que no responda a estas caracterís­ticas, logre colarse en el sistema educativo y tenga la osadía de manifestar­lo, es cazado de modo implacable. Conmigo solo ha empezado la caza de brujas», asegura.

y al juzgado «una copia del exhaustivo atestado que redactó la Policía Judicial en el que se basó la Fiscalía para emitir su informe». «Creo que tengo derecho a tenerlo», señala el docente. En base a su contenido, avanza, podría presentar, con asesoramie­nto legal, una demanda penal contra el director y los inspectore­s que lo acosaron.

«Templanza y pulso firme»

El director «no garantizó la convivenci­a»

El director del centro «omitió su deber de garantizar el cumplimien­to de las normas de convivenci­a» al no reprender a los alumnos que le acosaron

Versiones «contradict­orias» de los hechos

El fiscal ve «versiones contradict­orias sobre los hechos y los motivos que fundamenta­n tanto la incoación del expediente como la imposición de la sanción»

Es consciente de que solo se ha librado una batalla y de que la guerra será larga y de desgaste. Dice, sin embargo, estar preparado para librarla «con templanza y pulso firme».

Su único objetivo, por el que ya ha pagado «un duro precio», es «evitar que otros profesores pasen por lo que ha pasado y que «en las aulas catalanas prevalezca la neutralida­d ideológica».

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IIÑES BAUCELLS El profesor Francisco Oya, durante una entrevista con ABC

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