Katharine Hepburn lo hizo antes que Frances McDormand
Se cumplen 70 años del penoso rodaje de ‘La reina de África’, que transcurrió entre el estudio, el Congo Belga y Uganda
La protagonista podía haber sido Bette Davis (con David Niven). O Elsa Lanchester (con Charles Laughton), pero quizá si no hubiera sido la natural Katharine Hepburn la elegida (no estaba muy segura porque no le parecía que Huston tuviera un guión para la novela de C.S. Forester) no tendríamos ‘El rodaje de ‘La reina de África’’, que la actriz publicó en 1987. Es curioso que sobre la película haya dos libros tan importantes como éste y ‘Cazador blanco, corazón negro’, del guionista Peter Viertel (y menos mal que estaba él). El libro de Hepburn es bastante particular. Cuando habla de cómo interpretó su papel acordándose de Eleanor Roosevelt, forzando la sonrisa fuera cual fuera la situación. O cuando habla de asuntos escatológicos. «Los intestinos no son exactamente un tema de conversación muy distinguido, pero desde luego son un problema común, y sé que todos nos preguntábamos como funcionaríamos al respecto». Ella, por si acaso, iba provista de una especie de olla de aluminio. En el campamento había dos retretes iguales. Uno para Bogie y Lauren Bacall y otro para ella. «Yo esperaba llegar a intimar con ellos, pero sentarnos allí juntos, puerta con puerta… La cuestión era saber cuándo iría él al retrete». Si Hepburn estaba ya allí y lo oía llegar a él, salía corriendo. Así que prefirió la intimidad de su cabaña y de su recipiente (su olla), que cubría con papel de periódico antes de usarlo. «Luego, cuando no veía moros en la costa, iba a ducharme de una manera ostensible, ayudándome de muchas toallas de baño para cubrir la olla, vaciaba su contenido con rapidez y luego me metía en la ducha». Eran tiempos en que había periódicos hasta en la selva, porque con ellos también se hacía rulos todas las noches. A ver quién se hace rulos con el iPad. De forrar ollas ni hablamos.