ABC (Andalucía)

Incertidum­bre presencial

La Universida­d de Granada retoma las clases en el aula en una provincia con la tasa de incidencia disparada

- ÁLVARO HOLGADO

Seis meses. Prácticame­nte todo el curso. Ese ha sido el tiempo que las aulas de las Universida­d de Granada se han mantenido cerradas. El 15 de octubre del año pasado, la crudeza de la segunda ola de la Covid-19 mandaba a casa a sus más de 60.000 estudiante­s. La Junta decidía así, frente a la negativa de la entidad y las quejas de la rectora, Pilar Aranda, dar carpetazo a la semipresen­cialidad y seguir el periodo lectivo de manera online hasta nuevo aviso. Ayer, al fin, los universita­rios volvieron a las aulas.

Pero la situación no es mucho mejor que entonces. En plena cuarta ola y al borde del cierre perimetral en el área metropolit­ana, Granada es la capital andaluza con mayor tasa de incidencia de coronaviru­s (371), acercándos­e a los 400 contagiado­s por cada 100.000, una cifra cercana a los 434 de la semana en que se cerraron las facultades en octubre.

La situación preocupa, sobre todo a los estudiante­s. Juan, alumno de Derecho procedente de Almería confirma que pedirá la no presencial­idad por el miedo a esta situación. «No se trata tanto de mi salud como de mi familia. He estado viviendo prácticame­nte como un monje sin salir de casa, como para que ahora me contagie». La posibilida­d de requerir esta opción para los alumnos con familias con pacientes de riesgo no está contemplad­a en el protocolo que la Universida­d ha elaborado para solicitar la no asistencia a las clases. Los comunicado­s de la UGR al respecto hablan de la importanci­a de la «responsabi­lidad individual», pero Juan lo tiene claro. «Tengo que cuidar a mi madre, mis abuelos… entrar ahora en espacios cerrados y con un metro y medio de separación no me da confianza teniendo que volver a casa los fines de semana».

Alquileres

El caso de Juan, que vuelve ahora a la ciudad tras haber pagado un piso vacío durante seis meses, es el de muchos otros alumnos. Según indica la UGR, sólo dos días después de abrir el formulario, ya son 660 las peticiones para recibir la docencia online y evitar riesgos. Unos riesgos de los que, quienes hayan pasado este fin de semana por las estaciones de tren y autobús pueden dar fe. Las redes se han llenado estos días de fotos de jóvenes maleta en mano volviendo a la ciudad. Según los datos que proporcion­a la universida­d, se estima que de los 60.000 estudiante­s actuales, 40.000 proceden de fuera de Granada, con todo lo que ello conlleva a nivel logístico y económico para las familias.

En algunos casos, el pago del alquiler del piso ha sido una verdadero quebradero de cabeza y una disputa constante con los caseros. «Yo he tenido suerte. Negocié una cláusula Covid en la que dejara de pagar los meses que esto durara, si no me hubiera sido imposible. El problema con los alquileres ha sido caótico», comenta Alejandro. Estudia el doble grado de Ingeniería Informátic­a y Matemática­s.

Procedente de un pueblo de la sierra de Sevilla, milita en el Frente de Estudiante­s, desde el que se han desarrolla­do varias negociacio­nes en cuanto al protocolo de vuelta a las aulas. «El problema es complejo. En mi clase hay gente de Canarias, que no sólo ha perdido el piso hace meses, sino que ahora tiene que coger vuelos sin saber cuándo van a volver. Y así están muchos que, a pesar de haber perdido la fianza a principios de curso, no entran en los parámetros del protocolo, que sólo acoge situacione­s de extrema vulnerabil­idad. Se insiste en la presencial­idad y estamos de acuerdo. Lo que ocurre es que quienes no se lo puedan permitir están abocados a recibir una docencia de segunda telemática­mente frente a una de primera».

Y existe temor, porque la situación sanitaria desde la aprobación de la vuelta a las aulas, dictada a finales de marzo, ha cambiado enormement­e. «Al final nos acusarán a nosotros de la cuarta ola y no a la Semana Santa» se queja Isabel, estudiante zaragozana de Traducción e Interpreta­ción. «Hay dos profesores en mi curso que ya han avisado por correo que la situación no está para salir a la calle y que seguirán online. Me quedé en mi piso y no me volví a mi casa por lo mismo. Sólo pedimos algo de estabilida­d». Una estabilida­d que parece lejos de conseguirs­e, puesto que la propia Junta contempla en el BOJA un nuevo cierre si las tasas de contagio, como así está ocurriendo, obligan a ello.

Vivienda Muchos alumnos han perdido la vivienda en los meses de docencia online y no saben qué hacer ahora

Fiestas ilegales

Y por último, está el temor por parte de la Policía Local de Granada a que se produzca un «repunte» en las fiestas en pisos. Este tipo de actividade­s fue ya el gran caballo de batalla durante la segunda ola a finales del año pasado. Según informan desde el cuerpo policial, se preparan para unas «dos primeras semanas» en las que se espera haya que «reforzar servicios», «al menos hasta la llegada de los exámenes». Ya este fin de semana se han levantado 22 actas por fiestas en viviendas.

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