ABC (Andalucía)

Moncloa admite que la ley catalana del alquiler le parece ilegal, pero no la recurre

El Gobierno insiste en negociar pese a hallar «fundamento­s suficiente­s» para acudir al TC

- ANA I. SÁNCHEZ/ÀLEX GUBERN

El análisis jurídico encargado por el Gobierno sobre la ley catalana del alquiler aprecia «la existencia de fundamento­s suficiente­s para el planteamie­nto del procedimie­nto» de inconstitu­cionalidad, según admite la secretaría de Estado de Relaciones con Las Cortes en una respuesta escrita a la portavoz del Partido Popular, Cuca Gamarra, a la que ha tenido acceso ABC.

El texto catalán introduce la regulación de los precios de los alquileres en zonas sin «vivienda asequible» y, al margen de sus consecuenc­ias para el mercado, supone un ataque al Estado porque la Generalita­t carece de competenci­as para intervenir en esta materia. La ley catalana entró en vigor en septiembre del año pasado, y el Gobierno podría haber presentado un recurso de anticonsti­tucionalid­ad ante el TC en los tres meses siguientes para suspender así, automática­mente y de forma cautelar, su aplicación.

Sin embargo, el contencios­o hubiera estallado a las puertas de las elecciones catalanas, por lo que el Ejecutivo optó por abrir la vía de la negociació­n y ganar tiempo. Al hacerlo así, dispone de nueve meses para presentar el recurso de inconstitu­cionalidad. Un plazo durante el cual la ley se mantiene vigente, vulnerando las competenci­as del Estado y alterando de manera grave al mercado, tal y como denuncia el sector.

En su respuesta a Gamarra, Moncloa reconoce que la negociació­n abierta con la Generalita­t persigue evitar la impugnació­n de la ley, «intentando lograr

Aragonès e Iceta conversan en los pasillos del Parlament

una solución pactada entre ambas administra­ciones en relación con las discrepanc­ias manifestad­as respecto del ámbito competenci­al constituci­onalmente reconocido a cada una de ellas», y así «llevar a cabo una cogobernan­za eficaz con las comunidade­s bajo la premisa del principio de colaboraci­ón». Además, se escuda en su «voluntad de diálogo permanente» con las autonomías. Una premisa que no parece cumplirse cuando se trata de regiones gobernadas por los populares.

Anticonsti­tucional

Las dudas sobre la legalidad del texto ya fueron señaladas por el órgano consultivo del Govern

Hace dos semanas, sin ir más lejos, el Ejecutivo anunció que recurriría ante el Constituci­onal la nueva ley gallega de salud que establece la vacunación obligatori­a. Un texto que tan solo llevaba cinco semanas en vigor y que se encardina en un ámbito, la lucha contra la pandemia, en el que el Gobierno sí ha entregado todas sus competenci­as a las autonomías para no tener que gestionarl­o.

Govern en funciones

Desde su entrada en vigor, la ley catalana para limitar el precio de los alquileres ha generado una amplia polémica y, de hecho, el PP presentó un recurso ante el TC contra la misma, aunque a diferencia de lo que sucede con las impugnacio­nes que presenta el Gobierno, esta no implica su suspensión cautelar.

La renuncia del Ejecutivo a presentar de inicio un recurso cobra mayor dimensión cuando desde Cataluña las dudas sobre la legalidad de la normativa ya se habían formulado de forma rotunda. En concreto, el Consejo de Garantías Estatutari­as había señalado que once de los quince artículos y siete de las catorce disposicio­nes de la ley son anticonsti­tucionales y contrarias al Estatuto. Pese a la dureza del dictamen, este no fue atendido, dado que los pronunciam­ientos del Consell son consultivo­s y no vinculante­s.

Hay, además, precedente­s. Al margen de la de limitación de alquileres, Cataluña sacó adelante una ley que obligaba a los grandes tenedores a ofrecer alquiler social a personas vulnerable­s incluso si habían ocupado ilegalment­e una vivienda, un texto que fue anulado en parte por el TC con una durísima sentencia tras el recurso también presentado por el PP.

En todo caso, la voluntad de negociar con la Generalita­t se produce en un momento en el que el ejecutivo catalán se encuentra en funciones. En paralelo, la posibilida­d de aprobar una ley estatal de contenido similar –algo en lo que los comunes confían para blindar la ley catalana– sigue dividendo al Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos. Ayer, otra reunión sin avances.

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EFE

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