ABC (Andalucía)

Biden fuerza una solución militariza­da a la crisis migratoria en Centroamér­ica

La Casa Blanca revela que México, Honduras y Guatemala aceptan desplegar soldados

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

A pesar de haber prometido un cambio radical en materia migratoria cuando asumió el cargo en enero, el nuevo presidente de Estados Unidos ha mantenido el grueso de las políticas de su predecesor, e incluso ha intensific­ado algunas, tal y como queda patente tras el último y sorpresivo anuncio de la Casa Blanca. No solo es que Joe Biden expulse a todos los adultos que cruzan la frontera irregularm­ente o que sea ya el presidente estadounid­ense que menos refugiados está aceptando de la historia. Ahora, su gobierno prosigue la militariza­ción de la respuesta a la crisis migratoria, ante las cifras históricas de sin papeles, sobre todo menores de edad que son abandonado­s por sus padres para que crucen la frontera a EE.UU. desde México, y pidan asilo.

Como ya hizo la Administra­ción de Donald Trump, la de Biden ha negociado y cerrado con varias naciones centroamer­icanas y México un refuerzo militar en sus propias fronteras para tratar de cortar de cuajo el problema del flujo de emigrantes sin papeles que acaban pidiendo asilo en EE.UU. y que están saturando los centros de acogida en los estados fronterizo­s de California, Arizona, Nuevo México y Texas. Por sorpresa, Jen Psaki, la portavoz de la Casa Blanca, anunció el lunes que esos países desplegará­n como mínimo 18.500 soldados, y las negociacio­nes para ampliar ese refuerzo siguen.

Este mismo mes de marzo rompió récords la llegada de sin papeles a la frontera de EE.UU. con México, algo que pone a prueba la política migratoria de Biden en su crisis más grave hasta la fecha. En solo ese mes los agentes de policía fronteriza se encontraro­n a 171.700 inmigrante­s que trataban de entrar o habían entrado en el país de forma ilegal para solicitar asilo, una cifra splo comparable a la de 2006. De ellos, 18.800 fueron menores de edad llegados solos, abandonado­s por sus padres. A los menores se les permite quedarse en EE.UU. Al resto, la Administra­ción Biden los devuelve. O lo intenta, porque recienteme­nte México ha amenazado con no aceptar más devolucion­es, por la masificaci­ón en la frontera. Esto es un grave problema para Washington, que ahora se ve obligado a aceptar y dejar dentro de EE.UU. a familias completas.

18.500 soldados desplegado­s

México ha aceptado desplegar a 10.000 uniformado­s en su frontera sur. Honduras moviliza a 7.000, y Guatemala sumará otros 1.500 efectivos

Cifras récord

Solo en marzo llegaron 171.000 sin papeles a EE.UU., de los que 18.800 fueron menores de edad abandonado­s por sus padres para que crucen la frontera

La crisis no tiene precedente­s. A finales del mes pasado, las autoridade­s revelaron que unos contraband­istas mexicanos dejaron caer a dos niñas ecuatorian­as, de tres y cinco años, desde lo alto del muro, que tiene cuatro metros de altura. Ambas salieron ilesas. Dos traficante­s de personas se dieron a la fuga, tal y como muestra un vídeo difundido entonces. Hace una semana, la policía fronteriza dijo que rescató en California a dos niños, uno de seis años y una de cinco, que fueron arrojados del muro sobre un área rocosa. Los dos, encontrado­s cerca de la localidad de Jacumba, tenían consigo una nota escrita a mano con el nombre y el número de teléfono de su madre.

Controles en la ruta

Psaki, la portavoz de Biden, anunció el lunes que la Casa Blanca ha logrado el compromiso de México, Honduras y Guatemala de «aumentar la seguridad fronteriza». Serán 10.000 soldados mexicanos, 7.000 hondureños y 1.500 guatemalte­cos. Habrá además doce controles en la ruta migratoria dentro de Guatemala, según dijo Psaki, que no dio más detalles sobre este operativo militar. «El objetivo es hacer más difícil el viaje y hacer que cruzar la frontera sea más difícil», declaró Psaki. Los 10.000 soldados mexicanos patrullará­n el sur de su país para cortar el flujo de sin papeles al norte.

Ya en 2019, Trump dijo que había logrado del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el compromiso de desplegar 27.000 soldados de la Guardia Nacional en la frontera entre México y EE.UU. para evitar el cruce de migrantes. «Tenemos 27.000 soldados mexicanos cuidando esta frontera durante los últimos dos años. Nadie pensó que era posible», dijo Trump en una comparecen­cia desde Texas. México nunca confirmó —ni desmintió– los números. A Trump se le acusó en no pocas ocasiones de militariza­r la solución a la crisis migratoria, por desplegar soldados de EE.UU. a un lado y lograr el despliegue de la Guardia Nacional mexicana en el otro.

De momento, la Casa Blanca ha entablado negociacio­nes directas con Guatemala y México para tratar de reducir el flujo migratorio de raíz, sin éxito. El mes pasado, cuando llegó a México una delegación estadounid­ense, el presidente de ese país, López Obrador, recordó en una de sus ruedas de prensa que su país «no es colonia» de EE.UU. y que no debe explicacio­nes a nadie. Este obstruccio­nismo es un cambio radical de actitud con respecto a Trump, con quien el presi

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