Sonrisas, derrapes y sexta plaza en la vuelta de Márquez
Y 265 días después, Marc Márquez volvió a subirse a la Honda. Había dudas pero las disipó a toda velocidad. Con el único objetivo de volver a sentirse piloto, decía, se reencontró con la moto, las curvas, con el freno y el gas, sonrisas en el garaje, buenas sensaciones, mejores tiempos y hasta derrapes. Puro Márquez. No se le ha olvidado pilotar, ni mucho menos, tampoco inclinarse ni siquiera hacia ese lado derecho de la lesión, o pasar curvas y rivales. Fue, como siempre, en busca del límite, del suyo esta vez, el que le permite ese brazo derecho que tantas preocupaciones le ha dado en estos 265 días.
Completó una jornada de entrenamientos de buena nota y sobresaliente en confianza. Sin que los números valgan demasiado para calibrar emociones, terminó tercero en la primera ronda y sexto en la segunda. A 0.4 segundos del primero, Pecco Bagnaia.
Pero hubo derrapes, movimientos controlados y risas, lo que sí ya da más pistas de cómo se encuentra el cuerpo y la ilusión. Sobre todo cuando vio en la pantalla cómo había hecho de sí mismo salvando un momento complicado de una posible caída. «Difícil encontrar una sola palabra para describir el primer entrenamiento, pero he sentido mucha FELICIDAD», se expresaba el piloto.
Por encima de todo, el brazo funciona. Falta ver cómo afecta el cansancio y la acumulación de la tensión tras tantos meses en barbecho y sin la adrenalina de la competición. Por el momento, 14 vueltas en la primera sesión y 18 en la segunda, sexto mejor registro, derrapes y sonrisas.