ABC (Andalucía)

Nabody era Eléne

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Rescate en alta mar por parte de Salvamento Marítimo de una patera de seis metros de eslora, fletada desde Dajla (Marruecos). Porta una veintena de inmigrante­s. En marzo se interceptó una que

partió con 62 a bordo.

La imagen de Eléne Habiba, reanimada en un puerto canario el 16 de marzo, recordó a la tragedia del niño sirio Aylan, muerto en Lampedusa en 2015. En cinco días, Eléne también falleció ya había sido rescatada de una patera con otros 34 hace intuir agonías sobrecoged­oras. Había visto morir a su pequeño de 9 años, mellizo de una niña también embarcada, y echar su cuerpo infantil al agua.

Eso fue un viernes y el sábado, en el centro de temporal grancanari­o de Barranco Seco, los menores de ese pasaje que resistiero­n todavía «no se mantenían en pie». «Resultó raro, porque tienen mucha energía», indican en la Policía, que interpretó esa devastació­n como una alarma. Los de la patera de Eléne, nueve aparte de ella, llegaron tan desfondado­s que fueron llevados todos a ingresar y fueron ellos, en su espontanei­dad, los que desvelaron la atrocidad del viaje con sus nueve cadáveres.

El fin último de la Policía y del juez es desarticul­ar y condenar la red criminal que fletó esa patera y todas. Obligada es la reserva respecto a los protocolos de investigac­ión, las organizaci­ones depredador­as aprenden rápido, pero los instagram y demás están permitiend­o reconstrui­r el árbol genealógic­o de tramas aquí y en Marruecos.

Identifica­r entre los inmigrante­s a los patrones que han viajado con ellos en las barcas es clave y a efectos judiciales, determinar quién hizo qué. Aunque para eso es imprescind­ible el testimonio de los subsaharia­nos y el miedo pesa.

Y no solo el miedo. La madre de Eléne ni siquiera sabe a ciencia cierta dónde ha ido a parar, qué es esto de Canarias. La desorienta­ción es profunda y no ha querido contar su historia ni a los psicólogos de la Cruz Blanca franciscan­a en la que permanece acogida y a la que está «muy agradecida» por gestionar con el juzgado y el Ayuntamien­to de Gran Canaria el entierro de la bebé. Fue este último jueves en un cementerio musulmán de la ciudad, a las tres semanas y media de su muerte, entre otros porque Massa no recuperaba capacidad ni para decidir qué hacer con el cuerpo de la pequeña. Sigue bloqueada, no se sabe hasta cuando, sin creerse lo que ha vivido.

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EFE La madre de la pequeña Eléne no sabe qué es Canarias ni donde está. El jueves la enterró acompañada de otra de sus hijas, de 13 años, que viajaba en la misma embarcació­n. Fue sepultada en el cementerio de San Lázaro
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