Una historia de agonía y miedo
que cada uno ha podido reunir para la travesía. De modo que cuando emprenden ruta van casi sin provisiones con lo que, más pronto que tarde, aquello se convierte en un combate feroz por la supervivencia egoísta, en el que los más frágiles tienen las de perder.
A las condiciones insoportables hay que añadir la crueldad extrema a la que son sometidos por parte de los patrones que gobiernan sus barcas. La detención este año de 33 de ellos, también por parte de Policía Nacional, y las acusaciones de homicidio formuladas por la Fiscalía han dado pie a difundir pormenores del terror que imponen a bordo.
De los patrones a sus mafias
«Los patrones suelen ser agresivos, ellos deciden cuándo se come o se bebe mientras hay comida y bebida, y cuando escasea... no van a dejar que una madre alimente a sus hijos antes de comer ellos», resumen las fuentes. Se instalan en popa, dirigiendo los motores, y se protegen rodeándose de unos pocos a los que fidelizan asegurándoles sustento y, si hay, algún chaleco salvavidas. El intento el pasado 15 de enero de una mujer de lanzarse al océano para quitarse la vida cuando
La alerta
La Policía Nacional se alarmó al ver que de algunas pateras eran rescatados niños que ni se tenían en pie. De la embarcación de Eléne, que muere el 21 de marzo, hubo nueve menores llevados directamente a un hospital. Otros tres fallecieron en el trayecto.
Hacinamiento
El drama se detecta en embarcaciones que trasladan subsaharianos, que tras la crisis migratoria de otoño parten cada vez más y más sobrecargadas. Las pateras que transportan marroquíes no se ponen en tal riesgo.
Desgaste
Las indagaciones revelan que las mafias marroquíes tienen a los subsaharianos días esperando al embarque ocultos en las playas, en los que subsisten consumiendo los víveres y el agua que han reunido para la ruta.
Inanición
Las pateras hacinadas no avanzan y las provisiones se acaban a medio trayecto. La Fiscalía investiga homicidios, suicidos y asesinatos una vez detenidos sus patrones.