El coronavirus se ceba con la infancia en Brasil
Más de 1.300 menores de un año han fallecido desde que comenzó la pandemia
El número puede parecer pequeño en comparación con los 365.000 fallecidos por Covid-19 en Brasil, pero es preocupante por ser uno de los mayores índices de muertes de bebés infectados por ese virus en el mundo. Un estudio de la organización sanitaria internacional, Vital Strategies, apunta que 1.302 bebés de menos de un año han fallecido en Brasil desde que comenzó la pandemia. Es un dato espeluznante por sí solo, más aún si se compara con EE.UU., el país que lidera mundialmente el número de muertes por coronavirus, con 565.000 vidas perdidas. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estadounidense, 45 bebés menores de un año, perdieron la vida en EE.UU. tras la infección por el virus.
El virus también causó la muerte de 451 niños brasileños de entre 1 y 4 años, y 308 niños de entre 5 y 9 años. Además, según el estudio, 6.558 bebés fueron hospitalizados con Covid-19 entre enero y abril, mientras en 2020 esa cifra llegó a 15.333. Esos números también son muy discrepantes con los de EE.UU., donde murieron 52 niños entre uno y cinco años.
«En 2019 el número de muertes por insuficiencia respiratoria aguda no especificada entre los bebés de hasta un año fue de 7.879, y en 2020 casi se duplicó, llegando a 14.200 casos. Entendemos que esta diferencia se debe al Covid», explica Fátima Marinho, epidemióloga de la Universidad de São Paulo y asesora de Vital Strategies. Para la médica, una de las causas de estas cifras es la percepción popular de que los niños no se contagian, haciendo que el coronavirus fuera confundido con una gripe común y hospitalizando a los bebés cuando ya corrían riesgo de muerte.
Zhenhua, se ha logrado reiniciar el diálogo y la cooperación climática y, sobre todo, elevar las expectativas de cara a la cumbre internacional convocada por el presidente estadounidense Joe Biden para este mismo jueves.
«Estados Unidos y China están comprometidos a cooperar entre sí y con otros países para abordar la crisis climática, que debe abordarse con la seriedad y urgencia que exige», afirman las primeras líneas del texto.
Ambas partes también respaldan el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global en límites seguros, en torno a 1,5º C o, al menos, por debajo de 2º respecto a la era preindustrial. Para ello, dicen los dos países, se comprometen a «perseguir esfuerzos», incluyendo la «adopción de acciones climáticas mejoradas».
El ritmo de emisiones actual apunta a que el planeta llegará a los 3 grados para final de siglo. En palabras del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, «las políticas climáticas aún no están a la altura». Los datos de la Organización Meteorológica Mundial tampoco son halagüeños▶ el planeta se encuentra ya a 1,2 grados sobre los niveles preindustriales y pese al parón derivado de la crisis del coronavirus, las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero se han seguido acumulando y han vuelto a registrar valores récord este año.
Puntos a debate
Aunque sin un objetivo de reducción de emisiones concreto, el texto enumera múltiples vías de cooperación para los próximos meses entre las dos economías más grandes del mundo. Entre esos puntos, figuran la descarbonización de la industria y la energía; el despliegue de las renovables; la ‘agricultura verde’, la eficiencia de los edificios y la aviación civil y las actividades marítimas, entre otros.
Esta semana, ambas partes volverán a encontrarse en la cumbre virtual en la que Biden ha convocado a 40 líderes mundiales (incluido el presidente español, Pedro Sánchez) para hablar sobre cambio climático.