Lo peor de estos gobiernos blanditos es que transmiten miedo generando una incertidumbre que desmotiva
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Lextraño arrebato de los precavidos gobiernos europeos, que les lleva a frenar la vacunación contra el Covid ante la más mínima adversidad, puede llegar a desarrollar una peligrosa complicidad con la pandemia. El espectáculo ofrecido estas semanas tras el hallazgo de evidencias de los muy poco frecuentes casos de trombos asociados a algunas vacunas, normal en otro tipo de fármacos con años de investigación y uso, pone de nuevo en evidencia la fragilidad del sistema debido a la incapacidad de los dirigentes políticos a asumir responsabilidades.
Temen anunciar malas noticias a un mundo que desgraciadamente se ha acostumbrado a las peores y obvian el poder y la capacidad que tiene la sociedad de luchar en común contra la adversidad cuando es lealmente compartida.
Lo peor de estos gobiernos blanditos es que transmiten miedo y eso genera una incertidumbre que desmotiva y desactiva el factor colectivo. Y en esta sociedad hiperconectada y seudoinformada eso es nitroglicerina.
Más de ochenta sociedades científicas han dejado recado a los gobiernos▶ no frenen la vacunación y dejen trabajar a la ciencia. El objetivo común es evitar la pandemia y revertir sus terribles efectos secundarios en forma de crisis económica y secuelas sociales. Incidencias como los raros casos de trombo relacionados con alguna vacuna deberían tratarse con criterio científico hasta que existan evidencias que recomienden un cambio de indicación, sin más. Suspender la vacunación de forma preventiva ante el menor inconveniente prende la chispa de la histeria colectiva y fomenta la desorientación, sobre todo de la población más vulnerable; como genera desconfianza cualquier cambio o arbitrariedad en el sistema de citas para la vacunación.
Puede que la vieja Europa de las dos grandes guerras se haya vuelto tan ilusa como para considerar que podemos alcanzar el riesgo cero por norma. ¿Prohibirían los gobiernos conducir para evitar los accidentes de tráfico, o salir al raso para sortear el riesgo de que nos caiga un rayo?
A los dirigentes más cercanos habría que pedirles que, al menos, dejen de difundir cada día nuevas ocurrencias sobre la vacunación, sobre todo si son importadas y tienen sesgo político. Deberían dedicarse mejor a compartir evidencias ratificadas en el análisis de los expertos, esa brújula que no puede convertirse solo en la excusa más a mano para justificar las malas noticias.