ABC (Andalucía)

«Que hubiera justicia en América era para nosotros inimaginab­le»

El lugar donde murió Floyd, una fiesta tras la decisión del jurado en el juicio a Chauvin

- J. ANSORENA

En Mineápolis han dominado desde el martes los gritos, los cánticos, la música y los abrazos. En la llamada plaza George Floyd, la intersecci­ón de la calle 38 y la avenida Chicago donde murió hace casi un año, había una auténtica fiesta por la noche. Otros tenían sentimient­os encontrado­s. «No estoy contento. En realidad tengo una tristeza profunda de que celebremos algo, que se haga justicia, que tiene que ser tan universal como beber agua», aseguraba a ABC Muhammad Ibrahim, un activista que poco antes había cogido un megáfono para decir que la culpabilid­ad de Derek Chauvin era solo un paso de un recorrido muy largo. «Hemos tenido esta victoria hoy», decía. «Mañana tenemos que arremangar­nos y seguir la lucha».

Para Ibrahim, el veredicto de culpabilid­ad es «un gran faro de esperanza» después de muchos jarros de agua fría, de muchos casos en los que los abusos policiales contra la minoría negra acabaron sin consecuenc­ias para la policía. «Que hubiera justicia en América era para nosotros inimaginab­le».

«Habrá más cosas así»

«Me siento genial, increíble», reaccionab­a Lamar, que no quería dar su apellido, que hablaba con este periódico entre la gente que bailaba con la música hiphop y el relieve pintado –rodeado de flores y velas– del cuerpo de Floyd en el lugar donde murió. «Necesitamo­s justicia para todos y habrá más cosas así», defendía antes de citar el de Kim Potter, la agente que disparó este mismo mes a un joven negro de 20 años a solo 15 kilómetros de aquí, en Brooklyn Center. La Policía defendió que fue accidental, que Potter confundió su táser –un arma paralizant­e no letal– con su pistola, pero ha sido acusada de homicidio imprudente.

«Esto es solo justicia parcial», clamaba Ibrahim entre el jolgorio. «La justicia real es que George Floyd siguiera vivo. Lo que exigimos de verdad es que la Policía rinda cuentas».

Esa era la expectativ­a de muchos en Mineápolis, la posibilida­d de que el veredicto de Chauvin sea un cambio de paradigma. «Es nuestro momento Selma», defendió tras la noticia Derrick Johnson, presidente de la NAACP, la organizaci­ón histórica de derechos civiles de la minoría negra. Hacía referencia a la marcha en la ciudad de Alabama que acabó en una represión policial que contribuyó la aprobación de una ley de voto no discrimina­toria. «Lo que vimos el año pasado con la muerte de George Floyd debe ser un catalizado­r para una reforma policial amplia en este país».

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Celebració­n en Mineápolis del veredicto de culpabilid­ad para ChauvinAFP

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