La participación del chavismo tensa la Cumbre Iberoamericana
Chile, Uruguay, Ecuador, Colombia y Paraguay critican la invitación al régimen de Maduro
La decisión de la organización de incluir al régimen de Nicolás Maduro como representante de Venezuela está empañando la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se desarrollaba en un espíritu de colaboración como base para hacer frente a la pandemia y a sus duras consecuencias económicas.
Pero el carácter excepcional –la cumbre es en gran parte telemática– y el ánimo constructivo del foro por la situación de emergencia sanitaria en la que se produce, no ha podido evitar que la invitación a Maduro haya crispado el ambiente. Ya antes de arrancar la cumbre, la decisión de Andorra, como anfitrión, y de la Secretaría General Iberoamericana de incluir a este régimen había motivado la decisión del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de no participar.
Por la mañana, desde la organización de la cumbre confirmaban que finalmente no sería Nicolás Maduro quien tomase la palabra en el plenario, pero sí su vicepresidenta, Delcy Rodríguez. Esta decisión de incorporar al líder chavista ha enfrentado a varios países durante la cita. Los mandatarios de Chile, Colombia y Ecuador han criticado la inclusión del régimen bolivariano. Mientras, Cuba, que hacía dos décadas que no mandaba a un presidente a la Cumbre Iberoamericana y cuya presencia en cambio no ha sido criticada, se posicionó del lado de Nicolás Maduro.
El primero en alzar la voz fue el presidente de Chile, Sebastián Piñera, que instó a Venezuela a «asumir un pleno y total compromiso con los valores de libertad, Estado de derecho, democracia y derechos humanos». A continuación, y mucho más extenso y contundente, fue el turno del presidente de Colombia, Iván Duque, que reclamó la celebración de elecciones libres en Venezuela para poner fin a «la más opresora de las dictaduras que se haya visto» en la región. «Insto a que sea urgente que en el caso particular de la República de Venezuela veamos el fin de la dictadura, elecciones libres y un periodo de transición», dijo Duque durante su intervención. El presidente colombiano se refirió a cómo la represión y las malas condiciones económicas de Venezuela provocan grandes flujos de migración hacia su país, lamentando que no estén recibiendo la ayuda necesaria para poder atender esos niveles de inmigración. Duque terminó reivindicando que la democracia y la defensa de los principios democráticos y las libertades deben ser parte de la integración iberoamericana▶ «Eso implica que todos los países abracemos la democracia y rechacemos cualquier expresión de represión y de dictadura».
Cuba le echa un capote
Duque y Piñera recibieron a continuación la respuesta del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, que instó a «respetar» a Maduro como el presidente «legítimo» de Venezuela. El mandatario cubano, que reivindicó el legado de Fidel Castro y presumió de su sistema de salud y de su producción de vacunas propias, consideró «injusto» culpar al régimen chavista por los flujos de migración hacia otros países de la región. Él cargó las culpas en las sanciones impulsadas por EE.UU.▶ «Sería útil y sincero reconocer que la intervención ha fracasado. Deberían reconocer que Venezuela es un estado soberano».
La mayoría de países optaron por no polemizar a este respecto, incluido España, que no hizo mención alguna al respecto. Pero después de la defensa de Díaz-Canel, sí se unió a Chile y Colombia el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, que cerró su intervención diciendo que no puede aceptar «que se haya incorporado al representante de Nicolás Maduro». Y se refirió al chavista como un régimen que «no respeta principios políticos ni los derechos humanos del pueblo al que dice representar». El presidente de Uruguay se unió a este coro de voces▶ «Con serena voz y misma firmeza, decirle en nombre de nuestro gobierno que debe abrir las puertas urgentemente a la democracia», dijo Luis Lacalle Pou. A ellos se sumó el representante de Paraguay, José Antonio Dos Santos, viceministro de Relaciones Exteriores.
En su intervención, Delcy Rodríguez no pasó por alto las denuncias del resto de países. Primero las definió como «voces menores de intolerancia» y definió a Duque como «patético facsímil del fracaso». «Quienes hablan de democracia deben respetar la voluntad sagrada del pueblo de Venezuela», reprochó.