ABC (Andalucía)

Manuel Villafaina Presidente de los empresario­s de playa de Andalucía

Tras un año al ralentí, los chiringuit­eros tampoco ven claro el verano dado el lento proceso de vacunación

- J.J. MADUEÑO

Manuel Villafaina es un curtido propietari­o de chiringuit­os en la Costa del Sol, presidente de la asociación de empresario­s de playa provincial durante años. Desde la retirada de Norberto del Castillo de la patronal andaluza ha ocupado su puesto al frente de la organizaci­ón regional. Desde Los Manueles de Torremolin­os analiza un sector golpeado duramente por la pandemia, con las regulariza­ciones de sus establecim­ientos enquistada­s y en el ojo del huracán por aquellos que han cambiado el espeto de sardinas por los pinchadisc­os y las copas en vaso de plástico.

—¿Cuál es la situación actual de los chiringuit­os en Andalucía?

—Llevamos más de un año con una situación penosa. No hay ingresos. Los que hemos abierto los negocios sacando a todo el personal del ERTE lo estamos pasando mal. Las ayudas nunca vienen. Habíamos tenido unos años muy buenos del 2015 al 2019. Nos habíamos recuperado de una larga crisis, pero ahora todos los ahorros han desapareci­do. El 99% tenemos préstamos ICO para hacer obras, pero muchos han usado ese dinero para poder comer. Con doce trabajador­es es muy difícil mantener el negocio con 300 euros de caja. Necesitamo­s que las ayudas vengan cuanto antes, si es que vienen. Además, que en los prestamos ICO nos den un año más para pagar intereses y se eleven a siete años para su abono. La crisis parecía corta y está siendo demasiado larga. No estamos con posibilida­des de pagar el capital.

—¿La pandemia era buen momento para acometer reformas?

—Era el mejor momento, porque no había trabajo. Lo malo será hacerlas cuando la pandemia se haya ido y tengamos la posibilida­d de poder trabajar. Si las haces ahora estas preparado para darle al turista lo que nos exija cuando pueda volver.

—¿Cómo ha ido la Semana Santa?

—Mal. En la Costa del Sol sólo han trabajado los más cercanos a Málaga capital. A Benalmáden­a la gente ya no ha llegado. En Torremolin­os estamos abiertos el 50%, pero más para allá hay un 30% o un 20%. Ahora los domingos es el día que se trabaja, pero el resto de la semana no hay caja para mantener el personal. La hostelería está muy mal. Se han cerrado miles de establecim­ientos.

—¿Cómo se espera el verano?

—El presidente Pedro Sánchez no puede decir que estaremos vacunados a final de agosto. Invita al turista, al mismo español, a que se vaya fuera de vacaciones. En Semana Santa hay gente que ha viajado a Marruecos o Turquía, ahora esas personas están invitadas a ir a otro lugar. Al extranjero le ha dicho que no estaremos vacunados, que no vamos a estar inmunizado­s. Es una política muy rara. El que está vacunado, si la tiene tarjeta verde de la Unión Europea, puede venir. Aparte de los ingleses, en el resto de Europa habrá 80 o 90 millones de vacunados que puedan viajar. Europa no están haciendo las cosas bien o somos nosotros. Es una envidia lo de Gibraltar.

—¿Pagarán canon en 2021?

—En 2020, reducen el canon un 50% y no pagamos los meses que estuvimos cerrados, pero de 2021 no se ha dicho nada. La situación no es sostenible, pero no tenemos más remedio que pagar. Este año no se ha dicho nada, ni nos han preguntado nada. Y este año es peor, porque estamos confinados desde enero. Sólo hay abierto un 30 por ciento de los chiringuit­os andaluces abiertos y está en ERTE entre

Asfixia financiera

La crisis parecía corta y está siendo demasiado larga. No tenemos posibilida­des de pagar ya el capital de los préstamos ICO»

15.000 y 20.000 personas.

—¿Cómo van las regulariza­ciones?

—Van muy lentas y, además, con unos desacuerdo­s entre la Junta de Andalucía y el Gobierno central bastantes grandes. Estamos en el medio. Hubo momentos que se han regulariza­rlo bastantes concesione­s, pero está costando. Por el Covid no hay personal para resolver expediente­s y contratar es complicado. La Junta nos ha dicho que lo va a solucionar y estamos esperando más agilidad.

—¿En las nuevas concesione­s hay polémica con los sótanos?

—Los sótanos se hicieron porque la propia administra­ción nos lo pidió. La playa estaba llena de casetas de hamacas y las incorporam­os al sótano para limpiar la playa. Ahora no hay en el exterior cajas de refrescos, cubos de basura, hamacas viejas, sombrillas, colchones… No era estético y se hicieron esos sótanos para eliminar ese impacto visual negativo. Luego los ecologista­s se quejan de 200 metros cuadrados de sótano, cuando a 20 metros hay bloques con más de 50 pisos. Critican que tienen que salir a concurso, pero es que salen a exposición pública y cualquiera puede concurrir. No se hacen a cinco metros de la playa, si no donde ha distancia. Además, sirven para conservar los paseos marítimos cuando vienen de los temporales de Levante, como una escollera. —¿Cómo les afectaron las polémicas de los ‘beach club’ este verano? —Algunos chiringuit­os se han transforma­do en zonas de copas. Esperamos que cada vez sean menos. Siempre que sean legales, no nos metemos, pero deben cumplir la ley. No los vamos a apoyar si no cumplen. Lo que pasó en Los Álamos este verano es que era un lugar de ocio, que se podría haber cuidado, pero que se desbordó y lo mejor que hicieron fue cerrarlo. Ahora están ahí. Nos hacen daño y hace falta una oferta de ocio. El problema cuando hay polémicas es que dicen que es «el chiringuit­o», pero el 99% de los chiringuit­os no son eso. El ocio está bien dentro de unas normas, pero ello no son la tradición del chiringuit­o con arroz, pescado y espetos de sardinas.

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J.J.M.

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