El trueque en la Academia
La Academia de Bellas Artes aceptó en 1823 el intercambio propuesto por Evaristo Pérez de Castro: un Alonso Cano por un Caravaggio. Aunque se hizo legalmente, ¿teme la familia que pudiera haber una reclamación? «Pasó hace 200 años. Cuando se produjo ese cambio es porque era absolutamente legal. La prueba es que están las actas de la Junta donde se aprobó. En el catálogo de la Academia se menciona el cuadro como un Caravaggio. Ese hallazgo es muy importante», advierte Jorge Coll.
—Casi todos coinciden en que el cuadro vino a España a través del Conde de Castrillo, virrey en Nápoles. Otros creen que fue un encargo del cardenal Massimi. Gianni Papi descarta esta última tesis: no coinciden ni el estilo ni las medidas. ¿Cuál ve más factible?
—Vamos a estudiarlas todas. —¿Cuánto se alargará el proceso?
—Ver las distintas opciones y sus propuestas puede llevar uno o dos meses. Después, se restaurará. Se hará con el detalle que necesite. No está en mal estado, es muy correcto para un cuadro barroco. La restauración podría llevar unos meses. Y cuando se acabe empezaremos a ratificar la atribución.
—En el hipotético caso de que hubiera un experto extranjero, sería más fácil que viniera a restaurarlo aquí. Creo que se hará en España.
España estaría entre 30 y 50 millones.
—Son las cifras que se están barajando. No me parece descabellado.
—¿Hay coleccionistas en España para un Caravaggio? Abelló, Koplowitz... ¿O tendría que comprarlo el Prado?
—Sí hay algunos coleccionistas, pero en España es todo más limitado.
—Siendo realistas, ese cuadro nunca alcanzará en España el precio del mercado internacional...
—Cuantos más cuadros se queden en España, mejor. Pero me gustaría que hubiera una ley como en Francia o en Inglaterra,
donde el Gobierno protege el patrimonio, pero se paga el precio que le corresponde al dueño.
—Marchantes consultados estos días por ABC hablan de expropiación. —No usaría ese término. Soy uno de los mayores beneficiados de que exista el Prado. Nazco en Barcelona y me vengo a Madrid porque está el Prado. Es maravilloso que los cuadros acaben en ese museo, pero es justo que la gente pueda defender su patrimonio.
—Ayudaría mucho esa ley de Mecenazgo que nunca llega...