«Prefiero que Iglesias me llame fascista a que me aplauda»
«Evitamos elegir etiquetas porque no representan a todos nuestros votantes»
—¿En qué partido europeo o de otra parte se reconocen ustedes? ¿Cómo se apellidarían a sí mismos?
—Vox es un partido estrictamente español que, evidentemente, en la Unión Europea tiene que incorporarse a un grupo. Lo hemos hecho en el de los conservadores y reformistas. En este estaba el conservador británico hasta la salida del Brexit, el partido que gobierna en Polonia, el partido Fratelli de Italia y acaba de entrar Viktor Orbán. Nosotros nacimos para defender la unidad nacional.
—Al Partido Popular se le definiría como partido conservador. ¿Qué sería lo correcto para Vox?
—Vox es un partido que no tiene complejos y defiende cosas que generan un gran debate político y son irritantes para nuestros oponentes. Cuando Vox evita elegir una etiqueta no lo hace por complejos, lo hace porque es innecesario y perjudicial para nosotros y no representa al conjunto de nuestros votantes. Son debates de los frikis que estamos en la política, de los catedráticos de Ciencia Política, no de la calle.
—¿Qué pasa cuando le llaman ultraderecha?
—Es evidente que si evitamos ponernos etiquetas que pueden ser amables, lógicamente rechazamos todas las etiquetas que nos ponen los comunistas y tratan de hacer daño. Son insultantes. Cuando alguien que quiere destruir tu país y romper la unidad nacional justifica la violencia contra el oponente político, acabar con las libertades y convertir España en Venezuela, te llama fascista, pues yo no me inmuto, lo que me preocuparía es que me haga una alabanza. Lo que me preocuparía es que el señor Pablo Iglesias, después de una intervención mía en el Congreso, diga que es brillante, «ojalá la derecha española fuera esta», que es lo que le dijo al señor Casado en octubre. Yo prefiero que el señor Iglesias me llame fascista a que me aplauda.
—El 9 de mayo finaliza el estado de alarma, cinco días después de las elecciones en Madrid. ¿Qué posición tiene Vox en este asunto?
—La misma posición de las primeras semanas del estallido de la pandemia. Desde el principio vimos que el Gobierno estaba utilizando medidas excepcionales para hacer avanzar su agenda política. Solo ha servido para hacer que España esté a la cabeza en incidencia de muertos y a la cola de la economía. España tiene que recuperar la circulación total, sin cierres perimetrales y provinciales, sin toques de queda, con las medidas de seguridad precisas, pero acabar con las medidas caprichosas e infantiles.
—¿Es alarmante que el Tribunal Constitucional no haya resuelto el recurso al primer estado de alarma?
—Es un insulto, no a Vox, sino al Parlamento. Que haya contestado en tres días a un asunto importante en términos democráticos, como el del señor Toni Cantó, pero particular, y sea incapaz de resolver en meses un asunto que afecta a los derechos y libertades constitucionales de 47 millones de españoles es verdaderamente grave. Si el Tribunal Constitucional no existiese y existiese una sala de asuntos constitucionales en el Supremo y los
Futuro del Peñón
«Los trabajadores del Campo de Gibraltar no pueden ser convertidos en rehenes del pirata Picardo»
jueces fuesen elegidos entre jueces, estos asuntos se habrían resuelto de una manera rápida.
—¿Cree que España debería salir fuera a comprar sus propias vacunas? —España ha ligado su futuro al fracaso de la Unión Europea en este aspecto y el primer deber del Gobierno español es defender los intereses de los españoles y tomar todas las medidas para proteger a 47 millones de españoles.
—¿Qué quiere hacer Vox para resolver el asunto de Gibraltar?
—Parece que es una batalla perdida y nosotros pensamos que no, que es un asunto de dignidad nacional. Hay que atajar la cueva de piratas que está perjudicando el Campo de Gibraltar. Hemos planteado el cierre de la verja. Los trabajadores no pueden ser convertidos en rehenes del pirata Picardo.