Moneo, León de Oro de la Bienal de Arquitectura de Venecia
El arquitecto español Rafael Moneo recibirá el León de Oro a la Trayectoria en la Bienal de Venecia de Arquitectura, que se abrirá al público el 22 de mayo, día que se le entregará el galardón. La decisión fue tomada por la junta directiva del certamen por recomendación del comisario de esta edición, Hashim Sarkis. «Rafael Moneo es uno de los arquitectos más transformadores de su generación», señaló en un comunicado. Para homenajearle, Sarkis ha montado una pequeña exposición dentro del certamen con maquetas y fotos emblemáticas de sus principales proyectos, como el Kursaal, la ampliación del Prado, la estación de Atocha y la Catedral de Los Ángeles. La selección de obras trata de dar respuesta a la pregunta ¿cómo viviremos juntos?
e lo ha pensado bien. Lo ha meditado mucho. Y ha entendido que es lo mejor para él. Sergio Ramos desea quedarse en el Real Madrid, pero quiere dos años de seguridad. Si el club lo aprueba, firmará la reducción del diez por ciento del salario de esta temporada. Acaba contrato en junio y solicita un acuerdo hasta 2023. Es la última propuesta del capitán para acabar su carrera en la casa que le ha elevado a la leyenda. Su hermano René, sus padres y su familia en general le han aconsejado que se quede en el sitio donde se ha hecho grande mundialmente. Es lo mejor para su devenir profesional y también para su esposa, Pilar Rubio, que trabaja en la capital de España, y por ende para sus hijos. La historia dicta que los grandes futbolistas crearon su gran historia en un solo club, no en varios, y es lo que Ramos desea hacer en el otoño de su trayectoria deportiva. El problema es que el Real Madrid solo le concede un año más, hasta 2022, pues en marzo cumplió los 35, y le propone firmarle renovaciones anuales, hasta los 36, los 37 e incluso hasta los 38, según su rendimiento.
Es la divergencia fundamental que existe hoy en día para que el sevillano rubrique su continuidad en la empresa que le paga desde 2005.
Pilar Rubio no le ha presionado para que tome una decisión. Ha comprendido que es él quien debe decidir lo que es mejor para su carrera y Sergio Ramos es quien decide. Si se anteponen las cuestiones familiares, está claro que lo fácil era quedarse en Madrid. Pero el sevillano se encuentra en el otoño de su carrera y ha de elegir bien.
SUn guiño a su rendimiento
Las dos partes llevan demasiado tiempo con esta asignatura pendiente. En este largo compás de espera se ha detectado que existía un antagonismo de comportamientos, de trato, que ha complicado la situación. El club no quería vivir otro maratón insoportable de negociaciones como el sufrido hace seis años, con René como negociador ante José Ángel Sánchez, director general del club. Al final ese letargo de conversaciones se ha repetido en el tiempo. En el otro lado de la barrera, Ramos deseaba un reconocimiento a la importancia de su ‘performance’ en forma de un aumento en los emolumentos de su contrato, pero la pandemia ha destrozado la economía del Real Madrid y de todos los grandes y tocaba reducir costes, rebajar salarios. Mala suerte que la crisis le llegue al líder de la plantilla cuando se debe negociar un contrato fin de carrera.
El capitán ha dejado claro que aceptará cobrar un diez por ciento menos de su ficha esta temporada si la entidad le otorga las dos campañas que solicita, hasta 2023, pero no firmará esa pérdida económica si no renueva.
Ganárselo cada temporada Tiene 35 años y el club le ofrece firmar hasta los 36; y si mantiene su nivel añadir luego otro año, hasta los 37
En la misma situación están Varane y Lucas Vázquez. El salario del central hispalense es de 12 millones netos y, si rubrica esa concesión del diez por ciento menos, percibirá en este curso 10,8 millones de euros.
En la empresa se asume que si Ramos acepta la rebaja, la gran mayoría de la plantilla la aceptará, como ya han hecho Casemiro, Modric, Benzema, Carvajal, Odegaard y Jovic entre otros compañeros. Hasta ahora no hubo un acuerdo total de la plantilla, como sucedió en la campaña anterior, porque había realidades muy diferentes en el seno del equipo, especialmente de los profesionales que tenían que negociar contratos y quizá acabar su trayectoria en la casa. Ramos es uno de ellos y no tomó el testigo de convencer al grupo.